domingo, 28 de marzo de 2010

Voy a ser Madre

Antes de despegar el avión, lo he estado pensando. Esta mañana, tres personas, dos mujeres y un hombre, se han despedido en una estación de tren. Cada uno, diligentemente, ha escogido el regreso a su vida, sin que nadie les empuje, sin reproches, solamente se han despedido, besado, acariciado con los ojos y con un velo que no llegaba a empañarlos, se han dicho adiós. Que duro, el deseo era estar juntos, de vivir unidos. Pero así es la vida.
El avión ha despegado, dentro de dos horas estaré en casa. Los viajes en avión me adormecen, me ayudan a pensar a recordar.
Te recuerdo vital, incansable, con una sonrisa eterna en los ojos. Me vas a permitir, que me adentre en tu alma, pasar un paño de fino hilo y vendar tus heridas, que hoy lo sé, son menos.
Estos últimos meses has luchado hasta la extenuación por los tuyos, como una cirinea, a veces de rodilla, otras en el suelo, pero al salir el sol cada mañana, la sonrisa dejaba atrás el sufrimiento, aunque tú alma hecha jirones, se empapaba con lágrimas surgidas espontáneamente de tus bellos ojos. Paralelamente, acariciabas un sueño, que se hacía esperar, ser madre.
Anoche me entere, por fin lo has conseguido, me alegré, bailé imaginariamente y destapé una botella de vino, bebiendo a tu salud y deseando lo mejor para ti y para lo que venga. También se que otras cosas en tu vida, van a mejor, todo se está recomponiendo, para seguir y seguir.
Seguirán lloviendo lanzas, pétalos de rosas, granizos. Pero cuando se tiene lo que tú tienes, todo es bienvenido, nada te arrolla. Solo momentáneamente, alguna pieza de tu mosaico, se mueve, se aleja o dejas de verla por un instante, pero con tu forma de ser, permanecen a tu lado, te necesitan y tú los necesitas, no podrías vivir sin ser muy, muy amiga de tus amigas/os.
Parece que el avión va a aterrizar, no quiero apartarme del principal motivo que me empuja a escribir esto;
Felicidades Nuria, felicita a Maestro, tomaros un vaso de vino a nuestra salud. Cuando ese hijo este en este mundo, dale un beso de nuestra parte, de Yolanda y mío. Al tener la suerte de conocer a sus padres, nosotros, esa alegría y todas las penas pasadas, de verdad, la sentimos como nuestra.


Joaquín Vidal
Marzo 2010