jueves, 16 de febrero de 2012

La cara oculta de la luna


La cara oculta de la luna

Feliz cumpleaños, feliz, feliz.
Hasta aquí has llegado, saltando montañas, bebiendo en arroyos, atravesando desiertos, llanuras, hojarasca, jardines.

Tu lado luminoso, oscuro, manejado con maestría, con torpeza, sin intención solo ahora confiesas que no siempre eran dirigidas.

Hoy cuando estas soplando las velas, pides un deseo, que el viento de tus labios, empuje lejos muy lejos los brillos oscuros de tu vida y acerque a ti y a los tuyos, solo rayos de luz.

Al llegar a su ocaso este día, en tu rostro restos de carmín, la piel irritada por el roce de otra piel masculina, en los labios el sabor a tarta y en el alma acariciada por el cariño de familia y amigos, un lazo fuerte.

Pero como en la luna, hay una cara oculta que nunca se ve, a la que corremos a esconder nuestros sueños que no queremos compartir. Esa noche te prometes que ese año, vas a sacar esos sueños a la cara que todos vemos de la Luna. Te prometes antes de cerrar los ojos vencida por el sueño,este año, todos van a saber que hay en la cara oculta de la Luna.


Joaquín Vidal 16/2/2012

lunes, 13 de febrero de 2012

Lo que otros ven y ves


Solo una frase, palabras que te han y has escrito,
expresando tu sentir. Lo que ven y ves.

Han, has dudado, ahondando en ti, sin saber que escribir,
buscando, disimulando tu escritura, que ven y ves.

Lo abres con nerviosismo, lo leen, lees con nerviosismo,
Miras a los lados, intentando descubrir quien escribió,
que es lo que vio.

Lo guardas con disimulado desinterés. Esta noche en casa,
lo volverás a leer en voz alta, soñaras, y jugaras antes de dormir.

Solo una frase, música en tus oídos, no todos los días,
escuchas en silencio, que ven y ves.


Joaquín Vidal 13/02/2012

viernes, 3 de febrero de 2012

Del cielo al infierno, sin pasar por el purgatorio, ¿eso es el amor?



Los informativos no dejaban de airear la noticia, mañana entraría una bolsa de aire siberiano por el Norte y dejaría congelada la península. La Península, que añoranza. Hace más de cinco años que no vuelvo, no por gusto, estoy esperando que la cosa se tranquilice un poco. Tengo una teoría, el cielo, el infierno no existen, lo que tengas que pasar, sea bueno o malo, lo pasas en vida, creo que no tengo merecido este retiro, esa negación de disfrutar de las calles de mi ciudad, divertirme con mis amigos, besar a mi hermana o sentarme en un café y ver pasar la gente sin más interés que profundizar en la condición humana, investigar lo llamo yo.

Pensareis que este alejamiento es por el robo del diamante del Imperio Austrohúngaro, si, al principio era así, un año pensaba yo, con eso quería contentarme, sufro en silencio mi penitencia y espero que el episodio que viví, prescriba en el alma de ese ángel y me permitan volver aunque sea a unos cientos de kilómetros de familia y amigos.
Ni hermana gemela se casó un 27 de diciembre, enamorada. Su novio, un lujo de hombre, me parecía ideal, una envidia sana, me recorría el cuerpo ese día, esa sensación dio paso a otro sentimiento más intenso, que fue abriendo, con el tiempo, una zanja insalvable entre mi hermana y yo, ese abismo fue el que me condujo a tomar un camino que hoy, me arrepiento de haber tomado.

Que momentos más duros, durísimos pasaba cuando hacían el amor en la habitación de al lado, tenía que meter la cabeza en la almohada para no escuchar sus gritos y poder insonorizar mi llanto. Yo cuando iba de visita a su casa, me quedaba varios días, necesitaba estar a su lado, tenerlo cerca, mirarlo fijamente cuando desayunábamos juntos, con mi inocente hermana a mi lado. Él al principio no sospechaba que mi corazón bombeaba la sangre más rápido cuando su mano cogía la mía al querer coger un cubierto o cuando me abrazaba queriendo coger el mando a distancia del televisor.

Un día nuestras bocas quedaron a centímetros de distancia y terminamos follando como locos por toda la casa. Cuando mi hermana volvió, me encerré en el cuarto de baño, tenía que contárselo, no me atrevía a cruzar mi mirada con ella, lo notaría. Se lo diría esta noche. De esa noche pasó a mañana y de mañana a pasado y de pasado a nunca, la pasión animal que sentía por mi cuñado era tan fuerte que en esos momentos solo quería amar.

Pasaron las semanas, visitas continuas a su casa, noches en vela con los ojos enrojecidos de llorar pensando que estaba con ella. El silencio, empezó a reinar en la alcoba de ella, mientras lo nuestra iba a más cada día.
Una noche, sentí como los quejidos como flechas de cristal penetraban por mis oídos, me destrozaban el alma, el corazón. Perdí la razón y cruce la puerta de su habitación desnuda, lanzando fuego por mi boca. Mi hermana, primero se quedó muda, no creía lo que escuchaba, se quedó como una marioneta, solo me miraba y miraba, incapaz de creer lo que estaba pasando. Salí de la habitación, con los gritos de mi cuñado de fondo pidiendo perdón a mi hermana. Me paré un par de veces esperando verlo aparecer para huir juntos pero era en vano. Metí cuatro prendas en una maleta y al día siguiente estaba a miles de kilómetros de distancia. Hace más de cinco años que no vuelvo, no por gusto, estoy esperando que la cosa se tranquilice un poco. Esto lo digo para tranquilizarme, la verdad es que un miedo a lo desconocido me impide volver, porque coincidiréis conmigo, que cuando se ama, al principio es el cielo, después pasamos al purgatorio y al final terminas en el infierno, ¿eso es el amor?.


Amelia Salmerón Febrero 2012