lunes, 24 de junio de 2013

La anarquia creativa

Cuando me dirigía andando desde la Carretera de Carmona a Triana en las frías mañanas de invierno a principio de los años 50, rondaban en mi cabeza variados proyectos, cientos de ellos, realizables algunos, otros no. El teatro, uno de ellos, innato en mi ser, salía a chorros desde mi alma y se manifestaba en cuanto podía. La comedia era mi terreno, multitud de escenarios urbanos, aceras, autobuses, reuniones familiares y de amigos. Acompañado de compañeros, tan aficionados como yo, amenizábamos cualquier reunión de manera improvisada.

En el salón de una casa una mesa camilla, la luz de una lámpara de madera con varios brazos alumbra la escena. En un mueble bar mitad metálico mitad madera, cuatro tomos de un diccionario verde descansan en un lado, en el otro una radio de madera Marconi guarda silencio. Antonio, corta con su cuchilla el corcho siguiendo una plantilla que el mismo ha fabricado en aluminio. Han pasado varios años, se ha casado y varios hijos alegran el matrimonio, son los terribles años sesenta, una terrible crisis sacude el país y familias enteras subsisten como pueden. Antonio trabaja doce horas en la fábrica y después en su casa en la temporada prenavideña hace casitas de corcho para venderlas a un comerciante. Son totalmente artesanales, pequeños monumentos, obras de arte, modelos surgidos de su imaginación de artista, que ira renovando cada año.

Yo he pasado cientos de horas, echando serrín, pegando musgo, haciendo candelitas, impregnándome sin querer de esa poesía artística que salía de sus manos. He recogido su legado, transmitido de padre a hijo, pero en mi caso, esa perfección de líneas, del trabajo bien hecho, el trazo recto lo llamo yo, no me ha llegado, no he sabido descubrirlo. Su genialidad se fue con él, pero como discípulo obligado, llevando sus genes si reivindico “La anarquía creativa”, enamorado de la cultura en todas sus facetas.

Joaquín Vidal
Junio 2013

lunes, 10 de junio de 2013

Que no daría yo por no crecer

Crecer, crecer, era mi sueño con 14 años, quería ser como los mayores. En la infancia feliz, inconsciente, dura, pobre, con las alforjas llenas de sueños, deseos, desconocimiento, ese era mi gran sueño, crecer, ser independiente.

Van pasando los años, cometiendo errores, aprendiendo, olvidando, queriendo, odiando en ese momento, pero entendiendo que no se puede vivir con rencor. La memoria frágil, que se encarga de destruir gran parte de los recuerdos, ayuda para seguir adelante decenas.

A veces la vida cuando millones de años han pasado por tu alma, concentrados en unas decenas, te sirve en su lecho frio, experiencia de personas cercanas, duras muy duras, que como andanadas de cañones con mucha metralla, destrozan tu línea de flotación. Como un torero centenario, te levantas por la mañana, con los costurones vendados, te pones frente ante el altar de tu Virgen, Cristo, creas o no, solo quieres una cosa, ¡Madre, déjalo aquí con nosotros¡

Joaquim Nieto
Junio 2013


domingo, 9 de junio de 2013

Figurante no hay camino, se hace camino al andar

Mi costumbre de escuchar y escuchar, leer biografías y libros escritos por algunos grandes personajes de nuestro tiempo, me han llevado en estos días a entender que aunque pensemos y vayamos de protagonistas, no somos más que figurantes en esta vida que es teatro.

Desde ahí, hay personajes que pasan a ser protagonistas son especiales, tienen algo que los diferencian. Algunos toman la decisión, otros son empujados por los acontecimientos, el que la tomen o sean forzados no tiene nada que ver para que su imagen en la historia reluzca. Desgraciadamente, no siempre los que llegan a ser protagonistas verdaderos son notables, en la historia hay infinidad de casos de personajes nefastos.
Braulio, pensaba esto mientras el autobús de la empresa le llevaba a su lugar de trabajo. Volvía, después de dos semanas de baja laboral, su mujer le había abandonado y fue tan tremendo el impacto, que durante días, pareció perder la coordinación de manos y pies, olores, vista, solo quería dormir, beber y lamentarse como un animal herido. No podía enfrentarse a su entorno como un ser abandonado, traicionado. Su papel, en esta vida siempre había sido de amado, papel principal, todo giraba a su alrededor, el mandaba y lo demás obedecían. Incluso esa aventura que mantenía con otra mujer en este momento le producía rechazo, ¿Cómo acercarse a ella? era un triunfador.

El autobús se detuvo, entro en la fábrica, el olor a muerte flotaba en el ambiente, miles de animales le esperaban para ser sacrificados. Su misión dar el golpe definitivo a cientos de animales diariamente. Algo raro ocurría, otro compañero, estaba haciendo su trabajo, su baja laboral, fue cubierta, tendría que pasar a otro puesto, menos importante.
Desde la dirección, producción, atrezzo, casting, iluminación, sonido, todos, como una orquesta dirigida, le estaban llevando a ser un figurante.

Braulio, con el machete en sus manos, con la mirada perdida, todo era niebla a su alrededor, levanto el machete miró al suelo y…. qué extraño, unas vías se entrelazaban por y entre la niebla unas luces se acercaban lentamente, entre la niebla aparecieron varios trenes que pasaban junto a él, se detenían un segundo y seguían su camino. El final de esta historia ponla tú, ¿vas a coger ese tren o a descargar el machete sobre tu vida? Figurante no hay camino, se hace camino al andar.

Joaquín Vidal
Junio 2013