sábado, 30 de enero de 2010

Habla conmigo

Esta historia imaginaria, es reflejo de la manera que nos comunicamos hoy, una parte de la sociedad actual





El tren AVE, que gran invento, desde su implantación en este país, con motivo de la Expo 92 de Sevilla, ha ido mejorando año tras año.

Julia, viajaba desde Barcelona directo a Sevilla, en la estación, la esperaba su tía; su padre, se incorporaría más tarde, Julia, aporreaba rápidamente las teclas de su mini- ordenador, sentada en un asiento individual dentro del vagón. En sus orejas dos auriculares In-ear conectaban su MP4, el viaje duraba cinco horas, había salido desde la estación de Sants en Barcelona a las 9h y llegaría sobre las 14,15h.

Una camarera, se acercó y le dejó el folleto del menú en la pequeña mesa, esta era una de las ventajas de viajar en preferente, te atendían especialmente ¿vas a tomar algo del menú? Julia, no reparó en su presencia hasta pasado unos segundos, movió la cabeza negativamente y le dijo ¡! Boy a tomr un bcdilo!! ¿Perdona? le pregunto la azafata, Julia, apartó unos segundos la mirada de su minipantalla y le hizo con ademanes su petición, la azafata amago una sonrisa y se alejo, pensando, esta juventud está perdiendo el habito de hablar, con tanta tecnología.

Julia, se comió su bocata mientras escribía, tenía una velocidad increíble, producto de las largas horas que pasaba en Internet, con las redes sociales y programas de Chat, con solo quince años, había llegado un momento en que su relación con las demás personas, las prefería a través de su ordenador, del que no se separaba ni para dormir, algunas noches, se había desvelado y sin que su madre se enterara, se había conectado. Cuando le daban alguna razón, ella contestaba; envíame un email, incluso cuando iba a casa de las amigas, la diversión consistía en conectarse al ordenador o chatear a través del móvil.

Cuando llevaba tres horas de viaje aproximadamente, el tren se detuvo en Madrid, en el andén le llamo la atención un chico joven que por equipaje, solo llevaba una funda negra de guitarra, el joven iba en su mismo vagón, se sentó en el asiento del otro lado del pasillo, ella, siguió con su ordenador, mientras el tren arrancaba.

En un momento él le dijo ¿vas a Sevilla? Julia asintió con la cabeza y siguió con lo suyo, sin querer darle continuidad a la conversación, Asier, que así se llamaba el muchacho, continuó hablando en voz alta, en un momento se volvió a Julia otra vez y le dijo, cuéntame un sueño, ella levanto la vista del ordenador mientras se quitaba un auricular ¡cuéntame un sueño! volvió a decirle, me llamo Asier, tú me cuentas un sueño, alguna cosa con la que hayas soñado, yo te escribo tu sueño y te lo llevas en tu maletín, Julia, estaba sorprendida ¿un sueño, a un desconocido? le dijo Julia, Asier, esbozó una sonrisa, por eso mismo dijo, soy un desconocido, nunca más volverás a verme, porqué no contarle algo a alguien que no vas a volver a ver, a un desconocido, un desconocido que al bajar del tren se perderá entre la multitud y se llevará uno de tus sueños. Si no se cumple, lo olvidaras, pero si se llega a cumplir, siempre te acordarás de mí.
Julia, se repuso, eres original, le dijo, si lo reconozco, pero mi mundo está en esta cajita blanca, mi ordenador, a través de él cuento y escucho los sueños, no utilizo las palabras, esto es más potente que la palabra, puedo estar comunicada con el mundo, esto es mi vida ¿mi sueño, dices? Mi sueño es, tener un procesador injertado en el cerebro para poder estar en permanente conexión, Asier, la miró con pena, un sueño muy triste, estar conectada con una máquina, le dijo mientras cogía su guitarra, con voz baja, empezó a canturrear una canción, mientras se alejaba, Julia, se volvió a colocar su auricular y centró su atención en su ordenador.


Cuando el tren estaba llegando a Sevilla, recibió un sms de su tía, se retrasaría una media hora. Julia, bajo del tren, los andenes estaban repletos de viajeros, arrastrando sus maletas en dirección a la salida, las rampas mecánicas, atestadas, subían lentamente, ella, con su MP4 solo atendía su música, se paró en las tienda de revistas, esperando que hubiera salido el número de este mes de su revista preferida, siguió andando hasta un banco múltiple de tres plazas que inusualmente estaba vació. En ese momento se oyó un murmullo, como una protesta, una exclamación de horror, algo había pasado, Julia miró a su alrededor, todo el mundo miraba alternativamente a las pantallas de la estación, su teléfono móvil y las personas que tenían a su alrededor.

Todos los paneles de información de la estación estaban apagados, Julia, no se percató mientras encendía su ordenador, sacó su teléfono móvil para llamar a su tía, pero no tenía señal, que contrariedad, bueno, le enviaría un mensaje desde Internet, su estupefacción se torno en pesadilla, no podía conectarse, lo reinició dos, tres veces, pero nada, mientras, el nerviosismo crecía a su alrededor.

Llevaba diez minutos en Sevilla, que terrible ¿qué haría? No dejaba de mirar su móvil, no podía llamar,.

Su tia llegó acalorada, con pasos rápidos, aaaaaahi mi sobrina, las dos se abrazaron, Tita ¿q a psd?le dijo Julia, su tía la miró ¿niña que te pasa? ¿Quieres hablar bien? No te entretengas Julia, no se que ha pasado, pero el teléfono móvil, los semáforos, todo ha dejado de funcionar, hasta la radio. Mientras se alejaba, vio a Asier sentado en un rincón tocando su guitarra ¿es que a él no le afectaban estas cosas?

De regreso a casa, todo fue un caos, coches cruzados en las calles, el trayecto que habitualmente tardaba en recorrer no más de treinta minutos se convirtieron en seis horas.

Julia, estaba desorientada, por la calle, coches de la policía, invitaban a los ciudadanos a salir a la calle solo lo imprescindible, patrullaban para evitar el pánico e informar a la población, no funcionaba nada que fuera electrónico, no había explicación posible.

Había pasado una semana, largas colas de personas estaban formadas para recoger alimentos y agua, Julia, parecía una flor fuera de su tiesto, mustia, con los ojos llorosos, llevaba una semana sin comunicarse con nadie, todos sus “artilugios” electrónicos estaban metidos en una bolsa, no servían para nada. Los dos primeros días espero un milagro, no dormía apenas, intentaba encenderlos a cada minuto, el paso de las horas fue diluyendo su atención hasta que finalmente se dio por vencida.

Echaba de menos a su madre, no podía comunicarse con ella, un precario sistema de correos parecía que empezaba a funcionar, con animales de carga, había oído que tardarían en llegar a Barcelona, una semana, una semana, cuantas cosas tenía que contarle a sus amigas, pero no tenía el medio, como expresar sus vivencias, como expresar lo que sentía.

Al amanecer del décimo día decidió salir sola a la calle del pueblo donde vivía su padre, la calle, aparecía desierta, en uno de los extremos había un pequeño jardín con dos bancos, y una pequeña fuente, miró a su alrededor, se sorprendió, veía las cosas ¿de otro color? Ese árbol, esas flores blancas que bien huelen, el aire, el ruido del agua de la fuente, que bonito, desde hacía un par de días se fijaba en cosas que antes no veía, mientras pensaba todas esas cosas, cerro los ojos quería respirar ese aire, ese olor limpio…… Hola, el otro día te fuiste y no me dijiste tu nombre, abrió los ojos, se asusto, el muchacho del tren estaba frente a ella, me llamo Julia, dijo con cierto nerviosismo, ¿puedo sentarme a tu lado? Dijo Asier, mientras se sentaba ¿siempre vas con tu guitarra? le pregunto ella, Asier contesto, me encanta tocar, su sonido ejerce un bálsamo curativo con las personas, mientras acariciaba las cuerdas, desgranando un acorde lleno de sentimientos, toco durante varios minutos, Julia estaba encantada , en aquel sitio, con ese olor, la música, le daban ganas de bailar y cantar, cuando termino de tocar varios jóvenes se asomaban tímidamente en las esquinas de la plaza, Asier se arranco otra vez con la música y Julia, noto como algo que salía de su interior, empezó a cantar, al principio bajito, pero poco a poco empezó a subir el tono, sintiéndose como volando, sin ningún pudor, cantaba encima del banco. En pocos minutos se habían congregado en la plaza quince o veinte jóvenes que bailaban al ritmo de la música. Julia, se arranco con una segunda canción, se notaba fuerte, con ganas de cantar de expresar, se sentía bien con toda aquella gente a su alrededor, que la aclamaba y bailaba con su música, había olvidado su ordenador, su móvil, quería hablar cara a cara con la gente, disfrutar del calor humano, bailaron durante horas, todos cantaron. Regresó a su casa entrada la noche, feliz y contenta, había descubierto un nuevo mundo.




Joaquín vidal

Noviembre de 2009

lunes, 11 de enero de 2010

mujermadremujer mujermadremujer

Mama Ana Maria

Una vez más y sé que no es la última, has vuelto a dirigirme.
Una vez más me alegro tenerte a mi lado.
Una vez mas eres espejo donde mirarme.
Una vez más y siempre has sido, mi madre.

Que suerte ha tenido mi padre teniendo una mujer como tu.
Que suerte sentirte en el sitio justo siempre.
Que suerte contar con tu silencio.
Que suerte hemos tenido tus cinco hijos.

Te aseguro que he sentido tu lucha en estos últimos doce años. He admirado tu silencio, tu diligencia, fortaleza, fe cristiana.

Has pasado momentos duros, durísimos.

He querido escribirte esto como reconocimiento, homenaje y que al leerlo te aplique un bálsamo que alivie tu corazón en estos momentos.

Te quiero madre.

Una vez más y sé que no es la última, has vuelto a dirigirme.
Una vez más me alegro tenerte a mi lado.
Una vez mas eres espejo donde mirarme.
Una vez más y siempre has sido, mi madre.


Joaquín Vidal





22/06/07

La vida secreta

Un año llevo viviendo mi vida secreta. La descubrí de golpe, sin querer, sin saber en ese momento que era, lo he ido experimentando a lo largo de este año. Quien piense que está preparado para “nacer” en esa nueva vida está equivocado.

Al principio, el bullicio, la incomprensión del momento que vives, las lágrimas te acompañan, después, el silencio, la soledad, las ganas de llorar contenidas delante de amigos y extraños te van abriendo las puertas de tu vida secreta.

Esta otra vida de la que te hablo hoy no tiene edad para empezarla, hay quien sin haber nacido ya empieza a vivirla en el vientre materno, es una nueva manera de vivir, ni más dura ni peor que la otra, que se adhiere paralelamente a la tuya y despacio o más rápidamente vas consiguiendo que vayan uniéndose de manera uniforme en un solo camino.

Gracias a Dios, yo la he empezado despacio, presintiendo su cercanía. He pensado a veces, ¡como nadie me ha advertido de que existe! Compadezco a los que la descubren de golpe, a los que un día de repente se encuentran en medio de un huracán de viento con la puerta de su vida secreta abierta de par en par.

He querido a veces contarte algo, ¿porque no me hablaste tu de esa vida, porque la has llevado en silencio? Ahora te entiendo aún más si cabe, echo de menos tu sonrisa, tu complicidad, que niño he sido.

Ha pasado el verano, volvieron los colegios, llego el mes de Diciembre, menos bravo de lo que yo esperaba, he echado de menos las historias que contabas de mis travesuras de pequeño, tu bendición de la mesa en Navidad, también me ha faltado. Llegó la primavera y el Sábado Santo, fui a verte al cementerio, no sentí nada especial, no te reconocía allí.A hurtadillas fui a ver salir a la Esperanza, apartado de esa puerta por la que tantos años la he visto salir con un pequeño gran hombre agarrado a su manto, y aquí me tienes hoy, echándote de menos, empezando a vivir mi vida secreta sin ti. Gracias a tu ejemplo y el de mi madre, estoy preparado para tres guerras, se que tu eres feliz en tu cielo, que apuraste la vida hasta el último sorbo y que hasta el momento en que te sentaste para exhalar el último suspiro, estuviste al servicio de Dios.


Antonio, descansa en paz y que Dios te tenga en su gloria.

Joaquín Vidal

16/4/2008

Siempre en domingo, vivir no solo es eso

Siempre en Domingo


Siempre en domingo, vivir no solo es eso.

Cuando miles de lunas han acompañado mis noches, los casi miles de amaneceres, han dado paso a días no siempre esperados ni siempre deseados, cuando entre millones de otros momentos, he esperado el ocaso, en esos otros momentos; he aprendido a no vivir siempre en domingo. He aprendido que vivir no solo es eso.

 

Siempre en domingo, vivir no solo es eso.

Cuando he buscado miles de bastones en los que apoyarme, cientos de hombros en los que llorar, manos amigas en las que confiar, cuando el estruendo de palabras necias, semejantes a  rayos y truenos han encogido mi alma, cuando he dicho adiós en cientos de estaciones, cuando por primera vez he salido de casa  con el corazón metido en una maleta, en ese momento; he aprendido a no vivir siempre en domingo. He aprendido que vivir no solo es eso.

 

Siempre en domingo, vivir no solo es eso.

Cuando he oído cientos de veces el aire salir de tus pulmones mientras duermes, soñado millones de veces que estas a mi lado, que la distancia que me separa de ti es como de la Tierra al Sol y deseado en silencio verte cada mañana, y no podía ser, en ese momento; he aprendido a no vivir siempre en domingo. He aprendido que vivir no solo es eso.



Joaquín Vidal
Abril 2005

Recuerdos

Mientras bajaban la caja, se dejaban oír unos sollozos, ahogados por el monótono rezo del cura.


Mis pensamientos, sin querer, retrocedieron, días, meses atrás. Recordaba aquellos días de invierno, con el tibio sol entrando por las ventanas, mientras dormitaba mirándola de cuando en cuando. A veces me daba de comer con sus propias manos, amorosamente fijando sus cándidos ojos en mí.


Los domingos y días de fiesta paseábamos por el parque, observando cómo las infinitas gotas de rocío rodaban por el verde terciopelo de las hojas, hasta caer en la tierra húmeda.


En las raras ocasiones que ella salía sola de casa, yo esperaba impaciente su regreso, no separándome de su lado cuando la veía llegar, dando grandes muestras de alegría.


Cuántas veces me he bañado en el mar mientras ella, con el agua hasta las rodillas, me gritaba desde la orilla que no me alejara. Yo, para que ustedes lo sepan, lo hacía queriendo con tal de escuchar su voz preocupada. Esas tardes nos encantaba ver morir el día echados en la fina arena, observando como el sol se escondía por el horizonte. El rato que pasaba antes que las sombras invadieran el día era, para mí, el mejor momento; se iniciaba un fantástico canto de belleza de la naturaleza, despidiendo el día y dando la bienvenida a la noche.


También, las menos veces, la he visto postrada en la cama, atendida por dos o tres personas muy ruidosas, pero que con sus idas y venidas la volvían a la vida. En esos momento yo hacía bien poco, la miraba con dulzura, hasta que un ensayo de sonrisa aparecía en su rostro.


No sé si comprenderán el afecto tan inmenso y sincero que sentíamos el uno por el otro, creyéndonos solos en este mundo. Ella siempre me ayudó, cuidándome, preocupándose amorosamente, como aquel día que salí de casa solo. Al volver en la noche, mi corazón se partió al verla arrebujada en una manta, sentada en el borde de un escalón, mientras gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas al pensar que nunca más volvería a verme.


El ruido de la pala encajando las losas me sacó de mis pensamientos. Las personas allí reunidas empezaron a marcharse, nadie me prestó la menor atención.


Con pasos cortos me acerqué al agujero ya tapado, adornado con bonitas flores, y, dando dos ladridos lastimosos donde encerraba toda mi amargura y amor, me alejé con el rabo entre las patitas.


Me encaminé a la puerta olisqueando aquí y allá, no sin antes volver dos veces la vista atrás, despidiéndome de mi “Ama Luisa”, guardando su recuerdo en mi corazón.

Me quiero parecer a ti

Siente la llama de la libertad y no tengas miedo para volar.


Que alegría escribir lo que uno siente y no tener freno a la hora de expresar, de crear. Cada cosa que escribes, que creas, al leerlo otra persona pones un minúsculo grano de esperanza en su vida, en ese momento no eres consciente de que has lanzado un pequeño alfiler a su corazón, has abierto un torrente de sentimientos, has logrado que quiera parecerse a ti.


De eso quería hablarte hoy, has crecido, eres una mujer adulta con todas sus ventajas e inconvenientes. Seguro, que sin que tu lo sepas, hay personas que quieren parecerte a ti. Puede que nunca lo sepas y que pasados unos años, en una conversación trivial, te lo confiesen. A mi me ha pasado, cuando me enteré, no creas que aportó un peso adicional a mi vida, si es verdad que en ese momento o mejor dicho, semanas o meses después me encontré siendo si cabe más honesto, más recto, más serio ante la vida. De verdad que esa situación no me incomodaba, ni lo hacía por lo que esperaban fuera de determinada manera, me salía, por supuesto los años van acompañándote, el tener hijos en el mundo también.




¿La vuelta ha sido grata? en tu fugaz aparición por aquí has dejado una sensación como algo bueno, construido sobre la madurez. Estuviste muy presente moralmente sin aparente presencia física, que fuerza hay que tener para dejar una huella tan potente con solo unas frases al despedirte ¿como se hace eso? estar más de dos horas en un sitio y dejar en el corazón de todos un surco que ni el mayor de los arados de este mundo es capaz de hacer ¿qué has aprendido? ¿Quieres enseñarnos?




Seguro que antes de que termine este mes, vuelves a salir. Sin darnos cuenta te estas incorporado a la vida. Poco a poco, irás entrando en esta corriente sanguínea que es la vida, te necesitamos a nuestro lado, hay una personita pequeña que se quiere parecer a ti, es la primera en la lista. Sin tu quererlo y sin que para ti deba ser una carga, por llegar a ser persona adulta, tienes que empezar a que ella desee parecerse a ti.


No has elegido ser la primera, te ha tocado. Los hermanos mayores lo tienen más difícil, te ha tocado. Para mi ha sido muy fácil, solo he tenido que estar pendiente de lo que hacía mi hermano mayor, él abría camino, recibía todos los golpes, yo detrás, los esquivaba, me ha tocado

Caminante no hay camino, se hace camino al andar

Han pasado casi dos meses, sesenta días saliendo el sol, cerrando los ojos por la noche ¿que piensas al dormirte?


Yo hace unos años, no muchos me descubrí pensando, que pensaría mi padre con mi edad. Tenia cuatro hijos en el mundo, una esposa y una madre, todos viviendo en dos míseras habitaciones, un baño en uno de los dos dormitorios, un salón recortado con un tabique para que su madre tuviera un poco de intimidad. Que vida la de esas siete personas, con el hambre rondando a su alrededor, el olor a corcho presente en toda la casa. Para poder llevar unas pocas pesetas extras a su casa, Antonio, fabricaba con sus manos “casitas de corcho” para los belenes, recuerdo que cuando se acercaba la navidad, toda la casa se convertía en un gran almacén, el olor de la cola blanca, el serrín, la pintura blanca y los alfileres, se mezclaban por toda la casa. Cada semana, yo acompañaba a Antonio a la tienda para venderlas. En silencio contemplaba el regateo infame que el dueño imponía al pequeño gran hombre, el artista, que con el movimiento de sus manos, las reglas de metal y la cuchilla, hacia surgir casas solariegas, caseríos vascos, ostentosos portales de belenes o casetas de feria, todo con un detalle finísimo, cobraba aproximadamente una peseta sesenta céntimos, dos o treinta pesetas por un portal. Esta ceremonia se repetía después del verano antes de llegar las fiestas.

Que vida, cuantos años de lucha. Te imaginas ¿que pensaría Antonio, cuando le daba un beso a su madre, dejaba a Ana trasteando en la cocina y cruzaba el dormitorio de sus cuatro hijos? Estaba tan derrengado de luchar que se dormía al instante y a las seis de la mañana, cuando sonaba el despertador para ir a trabajar a la fábrica, saltaba como un resorte, se ajustaba la faja y salía a derrotar al mundo ¿que pensaría antes de dormirse?


Hoy he querido empezar esta carta con unas estrofas de una canción de Serrat, que me gusta. Y lo quiero terminar con una estrofa de la misma canción, que le he pedido a tu hermana que me la traduzca como homenaje a ella, para que te acuerdes de nosotros, que se que lo haces.

Con todo nuestro cariño, tu paciencia es nuestro alimento.


caminant, son les teves empreta, el cami i res mes

caminant, no hi ha cami, es fa cami al caminar

al caminar es fa cami i al tornar la vista enrrere

es veu el cami que mai s'ha de tornar a trapitjar

¿Te gusta el futbol?

Son las ocho de la mañana, acabo de levantarme. A pesar de hacer un día claro y que se adivina caluroso, me encuentro como tembloroso, despegado, fuera de lugar. Voy caminando al trabajo, un privilegio de vivir en mi barrio de siempre y en Sevilla.

Antes de llegar a la oficina voy a parar en el bar que paro todas las mañanas desde hace ocho años, conozco a todo el mundo, ha cambiado el dueño una vez pero los camareros son los mismos. Mi tostadita con aceite y jamón con café, no me la quita nadie.

Ya diviso el bar, me faltan apenas doscientos metros, me imagino en la barra a Julio y a Diego, inseparables parroquianos del mismo establecimiento, mientras pienso esto, estoy pegado al suelo, los acontecimientos que han pasado en el último mes, han sido demasiado, me han superado, no se si podré llevar una vida normal.

Arrastro mi cuerpo, y entro en el bar armado de valor, hola diego, Julio, ¿Cómo estais?, me contestan con un gesto. A los pocos minutos tengo mi humeante café delante, con mi correspondiente tostada. Reina un silencio en el bar, desacostumbrado, los tres amigos y dos clientes que estamos desayunando no hablamos, los cinco y los dos camareros, estamos en silencio, parece haber reventado una bomba y que nos ha dejado sordos.

Han pasado tres minutos cuarenta segundos, de pronto Julio, empieza a temblar, su cuerpo se convulsiona, de pronto un grito aterrador sale de su garganta, ¡No puedo masssss! empieza a llorar de manera convulsa. No se de que hablar, la liga de futbol termino ayer, no tengo de que hablar, por favor, dijo mirando a los amigos, ¿de que podemos hablar? , Diego y yo nos encogimos de hombros, miramos a los camareros, estaban aterrados, nadie sabía de que hablar. Salimos corriendo del local.


Han pasado dos meses, no he vuelto al bar, me he comprado un MP3 en los chinos, ¡ no funciona!, pero con los cables en los oídos, no tengo que hablar con nadie. Dentro de tres semanas empieza la liga, estoy deseando.



Joaquín Vidal

Ternera con espárragos rehogados con ajo

Ingredientes

Filete de ternera

Un diente de ajo

Espárragos congelados 150g.

Sal y aceite





Se refríe el ajo un par de minutos en aceite, a continuación se echan los espárragos, se dejan 12 minutos dándole un par de vueltas y se echa la ternera, troceada en pequeños trozos y se mantienen tres minutos en el fuego, dándole solo una vuelta.

Espinacas con Calamares

300 grs. de espinacas congeladas (ración para una persona)

8 rodajas de calamares congelados
1 dientes de ajo enteros
1 dientes de ajo laminados
½ hojas de laurel
1 trozo de pan
1 pellizco de sal
½ cucharadita de pimentón dulce
1/2 cucharadita de vinagre
1 vasito de agua

Aceite



Poner en un bol los calamares, con una mezcla de aceite y vino blanco, un par de horas antes

Para hervir las espinacas, seguir el manual del fabricante de la bolsa, normalmente 7/8 minutos después de hervir el agua.

Poner en la sartén un poco de aceite de oliva a calentar y añadir el laurel y el diente de ajo enteros, sin piel. Cuando esté todo frito sacar del aceite y poner en el mortero. Freír el trozo de pan cortado en cuadritos. Cuando esté dorado y frito pasar al mortero con el laurel y los dientes de ajos y machacarlo bien. Una vez todo machacado añadir el vinagre, un poco de agua y reservar.

En otra sartén, refreír los calamares con la mezcla del bol durante cinco minutos, a fuego vivo.


Mientras, en una sartén al fuego con aceite de oliva poner el otro diente de ajo laminado. Cuando esté dorado, añadir las hojas de espinacas escurridas y refreír muy bien, poner la sal y cuando lleve unos cinco minutos , poner el pimentón molido dulce y dejar que se tueste un poco, añadirá más sabor.

Incorporar todo lo que tenemos majado en el mortero. Dejar refreír a fuego lento unos cinco minutos, en ese momento echar la salsa de los calamares y adornar la sartén, repartiendo los trozos de calamares por encima y no remover más


Se acompañan en el plato con cuadritos de pan frito.

domingo, 10 de enero de 2010

El Móvil “Tobillero”

Serafín Montoso, descansaba en el chiringuito. La familia doscientos metros y quinientas sombrillas más adelante, disfrutaban de las olas del mar. Serafín pantalón corto blanco, sandalias de Carretour, polo con el cocodrilo falsificado, degustaba una fría cerveza, la segunda. En las mesas colindantes las familias con los cuerpos quemados, los pies llenos de arena y las marcas de los bañadores trasteaban entre la barra y las mesas, llevando sardinas a la plancha, chopitos, ensaladas, aliños, botellas de casera con la etiqueta movida por el agua de la nieve del congelador y jarras de de tinto.

De pronto, Serafín sufrió como un espasmo. Le había vuelto a ocurrir. Miró a su alrededor, nadie lo había visto, siguió con su cerveza. Volvió a ocurrirle.
Llevaba doce días con la familia en la playa, pasado mañana, volvían a Madrid, lo deseaba, hasta ese momento había aguantado bien.
Serafín, Serafín; una escultural rubia, lo llamaba desde la rampa de madera que se introducía entre el mar de sombrillas y te llevaba hasta la silla del socorrista, ¿quieres que te ayude a bajar a la playa?, “la parienta” pensó, como se de cuenta, me mata, él hizo un gesto con la mano; después, después.
Elena, mientras bajaba a la playa, y cientos de cabeza se giraban en su dirección, y algún “tía buena” se escapaba de una garganta, pensaba; este hombre, le pasa algo, la torcedura del otro día, lo ha dejado raro, raro.

Serafín, no pudo más, con la cara roja y rostro de vendedor asesino (estilo clint isbud) echó mano de su “móvil tobillero”, modelo que había visto en un catalogo de Mevamatar (grandes almacenes de electrodomésticos) y comprado antes de las vacaciones empujó al camarero, le quitó la tiza de la mano y preguntó a través del auricular con la voz a cien, a ver Fernando, ¿cual es la fecha de entrega del pedido?
La mujer lo miraba de lejos, moviendo la cabeza, mientras Serafín apuntaba en la barra con la tiza mojada.


Joaquín Vidal Julio de 2007

Hoy he sonreído a un desconocido.

En el principio de la noche, he abrazado a mi pareja.
He roto los silencios, malas caras, gestos de desprecio.
He levantado mi cara de la almohada.
No he querido apretar los dientes.

Tampoco he querido pasar por alto un insulto, ni tampoco una despedida, tampoco un roce en mi piel de sus manos, un beso de despedida por la mañana, una frase de aliento, un apretón de manos. NO quiero pasar nada por alto, quiero volver a disfrutar de todas las cosas, grandes y pequeñas que me ocurren.
Todo forma parte de mí, a lo largo de los años, todo me ha dado seguridad; errores y aciertos. Tengo que confesar que no de todo he aprendido, pero también eso forma de la grandeza de vivir.

He sido a veces, cirineo, hombro donde descansar, donde llorar, caja fuerte donde guardar confidencias y penas de otros, trompeta para transmitir alegrías. También a veces verdugo.
Con todo eso, he aprendido una cosa importante, entre otras.
Todo, todo eso mezclado con mi vivir diario, forma un peligroso cóctel, que puede bloquear mi existencia.

Por eso, como digo, he aprendido a trivializar, canibalizar, digerir y olvidar los problemas que mi vida terrenal no puede resolver y centrarme con mis cinco sentidos en los que realmente puedo resolver, míos y de las personas que me rodean.

A veces, yo mismo me sorprendo del poco impacto que grandes problemas causan en mí, pero los años y ese mecanismo, me hacen tomar distancia, y os puedo garantizar que funciona.

Joaquín Vidal

Vuelvo al mundo

Vuelvo al mundo, el frío se acerca. Vuelven a renacer, sensaciones abandonadas durante el verano.

Esto que escribo es para una persona, especial, muy especial, al menos a mí me lo parece. No hace muchos meses que la conozco. Secretamente la admiro. Esa persona, alberga un corazón, que su peso, difícilmente pueda aguantar su fino cuerpo. Tiene una sensibilidad arrolladora, que no deja translucir más que en sus momentos más íntimos. Que duro debe ser. En este mundo de violencia, etiquetas, intolerancia, desafíos. Que duro debe ser.
A esta persona, la imagino, naciendo en un bello jardín árabe, rodeada de sultanas, arrullada, por el cristalino sonido de las fuentes, floreciendo cada mañana, perfumando con su aroma el Patio de Naranjos de una mezquita, mostrando al mundo su esplendor y belleza.
A esa persona, ahora que parece que el camino se estrecha, vencedor de mil batallas diarias, alma fuerte, vaya mi pequeño homenaje, en esta noche de otoño, próximo ya el invierno.
Un lobo estepario.

Joaquín Vidal

Vencido

Me duele el dolor del fracasado
y no he perdido la batalla
pero me siento vencido
aunque no hay lucha ni causa
tengo un sabor amargo
y un desaliento en el alma.
Tengo un vacío, aquí dentro
que el corazón me desgarra
y mientras sigue sangrando
la herida que me has causado
camino solo y perdido
sin saber lo que ha pasado


Joaquin Vidal

Quiero como nunca he querido

No es el momento ni el lugar para escribir, pero si surge el momento, desconecto mi mano cerebralmente y la enchufo directamente a mi corazón.
Llevo más de dos horas sentada en este banco del parque, pensando, analizando. He concluido. Si, he concluido. La mejor manera en que me comunico con el resto del mundo es, a través de lo que escribo. Me he resistido a admitirlo, pero es así.

Quiero, como nunca he querido. A pesar de que estos días he vivido una situación de provisionalidad, todo ha pasado tan rápido que no me ha dado tiempo a pensar.

He vivido miles de situaciones ya vividas, segundos, minutos, que, dulce o angustiosamente se han repetido.

He disfrutado con su cuerpo, como nunca disfruté, y cosa curiosa, en esos momentos no he pensado en el pasado, solo en su cuerpo.

He besado, cubierto su piel con mis labios, explorado cada rincón de su cuerpo; que dulce sensación.

He arrollado su mente, puesto al límite su amor, me he mojado con sus lagrimas por mi sinrazón; que desesperación.

Le he dado de comer en mi mano, he lavado su cuerpo despacio, muy despacio.

He velado su enfermedad, rogando a Dios que se ponga bien. He enfriado su cuerpo, asaltado por violentos temblores.
He pedido a Dios que me ponga en su lugar.

Quiero, como nunca he querido. He sentido el lacerante dolor del pasado, como un huracán, arrasando todo cuanto encuentra a su paso.

Quiero, como nunca he querido.

Amelia Salmerón

Eva y Adán

Esta amaneciendo. En la chimenea arden dos gruesos troncos. El invierno, se ha echado encima de repente. Estoy dentro de la cabaña, en el exterior un manto blanco cubre hasta donde llega mi vista. Llevamos dos años aquí, en este valle rodeado de montañas. Un estrecho desfiladero, nos une con el resto del mundo, que esta época, a veces se vuelve intransitable, o sea, nos quedamos aislados.
Amelia y yo, decidimos venir a este rincón del mundo. Abandonamos la gran ciudad, el tráfico, las luces, las prisas. Hoy, nos felicitamos por tomar esa decisión.
No utilizamos luz eléctrica, tampoco ninguno de los adelantos de la época, solo un teléfono vía satélite, para no perder el contacto con el mundo exterior.
Tenemos un viejo carro, una vaca, gallinas, dos caballos, un cerdo. No necesitamos nada más. Una vez al mes salimos por el desfiladero, alquilamos un coche, compramos algunas cosas en el hiper y visitamos a algunos familiares y amigos.
Nuestra vida, transcurre entre largas jornadas dedicadas el uno al otro. Tenemos tiempo para todo. En este sitio, valoras realmente el tiempo, en primavera y verano, damos largos paseos a caballo, pescamos en un riachuelo cercano, nos bañamos desnudos y hacemos el amor sobre la hierba. En otoño e invierno, si el tiempo lo permite, paseamos por el valle, si nieva o llueve mucho, pasamos los días al calor de la chimenea.
A veces pensamos que es un sueño. Te das cuenta lo diferente que es. Desde no tener un interruptor al lado de la puerta que encienda las luces, lavadora, frigorífico, televisión y muchas cosas más, que realmente, cuando estas aquí, te asombran la poca necesidad que tienes de ellas.
Eso sí. Ella me tiene a mí, y yo a ella. Que es realmente lo que siempre nos ha importado. El resto del mundo, esta más allá. Aparecemos cuando lo necesitamos.
Nos hemos aficionado a los trabajos manuales, a leer, a cocinar en cocina de leña, a hacer nuestro propio pan, cultivar nuestro pequeño huerto, cuidar los animales y a vivir más acorde con la naturaleza. Por supuesto, nuestra principal afición son nuestros cuerpos, las caricias los besos, las miradas.
Solo pedimos a Dios que nos dé salud para vivir eternamente en este paraíso.


Joaquín Vidal

El queso

El Queso

Te voy a contar una pequeña fábula.
El coche corría a toda velocidad por la carretera, que unía Cádiz con Sevilla.
Lamentaba el cambio de zona, que la empresa me había asignado. Me preguntaba ¿por qué? Llevaba seis años en Málaga, vivía cómodamente, y hacia dos meses, me cambiaron a Cádiz, que mala suerte tengo, pensé.
Hoy sé, que tenia que haber aceptado el cambio con ilusión y trabajar con ahínco. Y lo mas importante, no descuidar a mi familia.
Pasaron once terribles meses, solo sabía lamentarme y maldecir mi suerte, mientras mi vida familiar se desmoronaba, ¡! no era justo, que me cambiaran de zona, no era justo que se hubieran llevado “el queso”!!
Pero, en Enero de este año, perdí mi miedo, decidí ir en busca del queso. Al principio, con cierto miedo, según avanzaron los meses, me iba encontrando mejor. ¡OH, desgracia!!, en medio de mi búsqueda, mi compañera me abandono.
Volvían a “cambiarlo” Me senté desesperadamente en medio del laberinto, es demasiado, pensé. Dos meses estuve sentado.
Después empecé a recuperar mis fuerzas y empecé a adaptarme al doble cambio. Hoy, tengo que confesarlo, me siento feliz, cuidando mi queso, mirándolo para ver si hay pequeños cambios, si enmohece y la próxima vez, estar mejor preparado.
Es verdad, que a veces tengo algo de miedo, pero pienso que eso forma parte del cambio. Mi verdadera aceptación del cambio, empezó en enero, hoy estoy preparado, para todos los cambios.
Solo me queda deciros una cosa a las personas que me rodean. Vigilad vuestro queso, y no tengáis miedo a los cambios, forman parte de nuestra vida.
Joaquín Vidal

EL DÍA DEL PADRE

Unas lágrimas rodaban por sus mejillas, el sonido de la mezcla se unía al del palauztre, rascando el fondo del recipiente. Es un sonido que te pone los pelos de punta. Un silencio sepulcral, roto por el llanto de los familiares y amigos. El féretro metido en el estrecho nicho. Todo acabó en unos minutos. Después el largo paseo hasta la puerta principal. , acabando con la despedida de familiares y amigos.
Esto es lo que recordaba Amelia. Habían pasado dos años desde que su padre falleció. Cuantas cosas ocurrieron en esos dos años. Durante sus primeros veinte años de vida, su padre fue un “ padreparaguas”. Cuanto se acordaba de él. A veces, lo culpaba de morirse tan pronto. Así era Amelia, había nacido y crecido entre algodones.
Las teorías que mantenía su padre de comunicación, respeto a la intimidad de su hija, sinceridad, complicidad y camaradería; ella, no había sabido apreciarlas y lo que es más importante, aprovecharlas hasta el último sorbo. Ahora lo lamentaba. La vida de pronto se convirtió en un subir y subir, en una cuesta arriba, que agotaba sus fuerzas.
Frases como, “si mi padre no me hubiera mimado tanto, si no me hubiera dado todos los caprichos, etc...”, frases, que solo piensan y pronuncian las personas con una inteligencia rayando en la nada, propia de animales.
El padre desde su sepultura, la veía, ¿no hubiera sido más valioso para su hija, morirse él, el día que ella nació?, pensareis, es una barbaridad, ¿no?
¿Hubiera sido de otra manera? ¿Ella se hubiera enfrentado a la vida, con más inteligencia?, no lo sé. Lo que sí es cierto, es que he vivido mi vida, no todo me ha salido bien; pero coincidiréis conmigo, que la vida es eso, imperfección. Lo que si he tenido siempre es un gran respeto por su persona, por su espacio, amor a raudales; no he sido perfecto, tampoco lo he pretendido, la perfección me parece, de edificios, muebles, monumentos, pero no es real en la vida. Me parece más perfecto llevar una vida adelante, con los problemas cotidianos, aprovecharme al máximo de las pocas oportunidades que da la vida, y por supuesto si ponen en mi camino algún punto de apoyo, que encima es sangre de tu sangre y carne de tu carne, agarrarlo y no soltarlo.
Sé que este escrito, será uno más, pero la pena que embarga mi corazón, se me alivia por unos momentos. Dentro de unos minutos, dejaré de escribir. Para mí será un episodio más, la vida sigue. Para Amelia, opino, con todo el respeto, debiera ser un aviso. Paradójicamente Amelia, la vida, con la muerte, acaba de empezar.

Joaquin Vidal
Ahora que parece que el camino se termina, que el alma se arruga ante la vida, que un viento huracanado quiere arrasarlo todo, he cogido mi reproductor de CD, escuchando al maestro Elton Jhon. Quiero dejar volar mi imaginación y escribirle a una persona en Madrid, por la cual siento un especial cariño; .

Yo, la llamo “alma”, así es como la llamo a ella; mas adelante explicare porque.
La presiento caminando por la vida, vital, creativa, amiga de sus amigos,
-aunque sea un tópico-, tímida, muy tímida con una gran educación.
En su interior, una fuerza a prueba de bombas. A pesar de esto, me impresiona. A veces cuando la miro, todo su ser, todos los poros de su piel, piden un alma amiga, que se roce con la suya, que se estremezca cuando ella se estremece, que sonría cuando sonríe, que llore cuando llora, y lo más importante, que la quiera cuando ella quiere.
Al final todos buscamos lo mismo, aunque el granito endurezca nuestras facciones, creamos que la nieve nos rodea, que nadie se mueve en nuestro mundo, hay un viento invisible que, en su momento, nos trae todo lo que deseamos. Es una sensación. Cuantas veces he notado, que las palabras se agolpaban en su garganta, queriendo salir a borbotones. Tantas como las que ha guardado silencio.
Esta es solo la breve opinión de un viejo lobo estepario
Lo del alma, una mujer que tiene una espalda tan bella, ¿ no es porque su alma es su hermana gemela?.


Joaquín Vidal

Mi impresión

Siempre me ha impresionado pasear por la Sierra de Grazalema en Octubre, Noviembre. El otoño, se hace presente con toda su fuerza. Las hojas amarillas, festonean los arboles, dándole al atardecer una imagen, tan bella como irreal. Me gusta sentarme al pie de un gran árbol, sacar un trozo de queso y una hogaza de pan y cortarlo en pequeños trozos, acompañados de un buen trago de vino. Siempre en esos ratos pienso en silencio, remuevo mi memoria y recuerdo historias, cosas que me han contado y cosas que he visto y que a veces escribo.
En esos escritos, a veces, le doy vía libre a mi cerebro, otras a mi corazón; es cuando más a gusto me siento, también influye la persona a la que le escribes.
Hoy no es cumpleaños, ni el santo, ni es ninguna ocasión especial, solo, quiero escribir.
Le escribo a una “niña”, que conocí hace unos meses. Nos hemos visto poco, pero aún así he percibido su sensibilidad; sensibilidad, que no quiere mostrar al mundo. No la conozco profundamente, pero me imagino que la dureza de esta vida, la obliga. Presiento que su cuerpo esta lleno de jardines, ternura, terrazas, cielos, arroyos y dulces de chocolate, pero cuanto le cuesta mostrarlo. Es una situación muy común entre las personas. Yo siempre digo lo mismo; deja que todo eso que tienes dentro fluya hacia fuera, que todas las personas que hay a tu alrededor lo perciban. Me dirás que té quedas desarmada, que el sufrimiento empieza cuando entregas tu interior. Me pregunto ¿ realmente no es sufrimiento, lo contrario? ¿ No hay momentos en la vida, que has deseado que se mueran por tus huesillos y te has asombrado y llorado por la respuesta?.
Es solo mi percepción, la percepción de un hombre sentado a los pies de un árbol, comiendo un trozo de queso con pan, con un trago de vino.


Joaquín Vidal

Lo que da de si

Sentado frente a mi ordenador, desgrano lentamente las palabras. Soy consciente que puedo hacer daño con las cosas que escribo. Afortunadamente, hasta ahora siempre me ha servido para todo lo contrario.
Y hoy especialmente, voy a esmerarme. Le escribo a una mujer, que me ha ayudado a pasar unos momentos difíciles en mi vida.
Bueno a pasar, realmente no, aún no han pasado.
Me va a ser difícil escribir sobre ella. Tiene una manera extraña de entrar en tu vida. Entra a hurtadillas, casi pidiendo perdón. Realmente cuando te vienes a dar cuenta esta instalada en tu corazón. Tanta dulzura, cariño y compresión, me parecen de Marte.
Sé que la vida no ha sido fácil para ella, ha sido amante, amada, en repetidas veces. Es consciente de ello, pero no le importa, luchará hasta el final para conseguir lo que se propone.
Tiene un apoyo fuerte en su vida, su familia y sus amigos, todos la adoran y ella a ellos también. La envidio, sanamente claro.
Despertar un día, y descubrir que necesitas alguna persona a tu lado. Escuchar por la mañana, la respiración, oler su cuerpo. Compartir. Pero una persona que solo con mirarte, te abra las puertas del paraíso.
Solo entreveo una zona oscura. Una zona prohibida, donde no hay acceso posible. En toda esa entrega, intuyo un terreno vedado, algo o alguien, que le impide mostrarse al cien por cien. Esa inseguridad que muestra, sale multiplicada de su interior. Puede que sea miedo a entregar. Ha entregado tanto y no ha recibido que es cautelosa. Aunque esa cautela, esa zona oscura, no ayuda a bucear en su interior.
Quiero hacer hincapié, que es una opinión. Puedo estar equivocado, o que yo en mi actual situación, exija más de lo que nadie esta dispuesto a entregar. Pero no soy dueño del tiempo. Llueve, nieva o hay inundaciones cuando el destino dispone. Y yo pobre mortal solamente me guarezco donde puedo, por el tiempo que puedo, intentando dañar lo menos posible el lugar de mi morada.
De todas formas a pesar de esos momentos negros, tengo la suerte de encontrarme entre sus amigos. No sé si después de leer esto me seguirá queriendo como amigo.
No sé quien te manda a mi vida, ni porque te quieres instalar en mi frío corazón. No soy buen compañero de viaje. Para trayectos cortos, soy el mejor, pero en distancias largas, dejo mucho que desear. No te escribo esto último para dar lastima, es realidad.
Bueno no estoy aquí para escribir de mí.
Desde estas líneas quiero desearte feliz cumple. Sin tu sensibilidad, tu cariño, dulzura, mucha, mucha comprensión, no podría haber cruzado este tortuoso camino. Ah bueno y tú cuerpo, que sabe a miel y azahar, también me ha ayudado.
Felicidades

PRIMITIVO

PRIMITIVO

Me dices que soy primitivo;
Si primitivo es:
Querer estar a tu lado en cada momento,
Perder la razón queriéndote,
Adormecerme besando tu cuerpo,
Despertarme besando tu cuerpo,
Amarte sin fin, estrujar tu cuerpo,
Recorrer con mi lengua tu espalda,
Hacer el amor hasta perder el sentido,
Gritar tu nombre en la madrugada,
Querer estar solo contigo,
Entrar en ti hasta hacerte daño,
Lo confieso, te quiero,
Soy primitivo,
Y quiero seguir siéndolo, hasta el fin de mis días.

Joaquín Vidal

No se quiere con cadenas

No se quiere con cadenas, ni vigilado,
sin el aire,sin flores,
ni el olor de tu cuerpo, el roce de tu alma,
el tacto de tus manos, o tus llantos de alegría.

No se quiere con cadenas
Sin tus gritos de alegría,
sin que comprendas mi alma y yo la tuya.

Sin mis besos en tu cuerpo, caricias, besos, ternura, poesías,

No se quiere con cadenas.

Joaquin Vidal

Ni contigo ni sin ti

Llevo algo más de una hora en el bar, Nicanor, no ha aparecido. Lo echo de menos. Hace más de una semana que no lo veo. La última vez fue el día del email. Seguro que estará con su estrella de la noche, o lamentándose, de no estar con ella, en cualquier bar.
Lo entiendo a las mil maravillas, debe estar pasándolo mal. Las mujeres a veces nos lo hacen pasar fatal; Ja, Ja,Ja. No lo digo por lo que hacen, que también a veces. Es por las cosas tan raras que se producen en nuestro corazón, alma, cerebro y demás partes del cuerpo, en cuanto colisionamos con ellas.
Digo bien, colisionamos. No puede ser de otro modo; dos personas distintas, con sus diferentes maneras de ver la vida, su “ mosaico” diferente, amigos, parientes, perros, plantas, vecinos, en fin todas esas cosas que forman parte de la vida de cada persona.
Al principio, surge una corriente brutal, animal mas bien, que arrasa todo tipo de análisis. Es como- yo lo he vivido de “amado”- si te inyectaras en vena. Sin ti, no puedo vivir, es la expresión más mencionada.
¿Qué extraño fenómeno se forma en nuestro alma-cerebro-corazón, para que ocurra esto? ¿Influyen factores externos, como el entorno familiar, amigos, conocidos, lugares y situaciones? Pienso que sí.
También y eso a mí si me ha pasado. Cuando no tienes pareja, parece como si tu organismo emitiera una serie de influjos aromáticos, que llega a las demás personas e inconscientemente se sienten o te sientes atraído.
Da igual el sexo, condición o edad, en cualquier momento, se produce.
Curiosamente en mi caso, he descartado las discotecas para encontrar pareja. Mis sitios favoritos ahora son, estancos, supermercados, cines, bares, hipers, iglesias, peluquerías y cualquier otro sitio donde se reúnan personas. Parece extraño, pero es muy cierto.

El taxista

Me reía, sin parar. Habíamos bebido más de media botella de ron. Eran sobre las cuatro de la madrugada. Yo andaba agarrado a una rubia de largo pelo y sugerentes curvas. A pesar de mi media borrachera, la invite a dormir juntos. Como dice mi amigo José Luis, todo el mundo recuerda al buitre leonado en los programas de Rodríguez de la Fuente, como se lleva a la oveja en sus garras, pero nadie se acuerda, cuantas veces ese mismo buitre, falla en su ataque y se va con las garras vacías. Eso me ocurrió aquella noche, la rubia despampanante, azafata de una conocida marca de tabaco, me dijo que nunca dormía con clientes- estaba trabajando aquella noche en esa discoteca -. Por lo tanto me acerque a mi amigo. José Luis, tío, que me largo, nos vamos. Con mirada vidriosa e intentando zafarse del acoso de una morena de largas uñas, me dijo que nones. Toma llévate mi coche, me dijo dándome las llaves, yo me quedo a ver si me como algo. Cogí las llaves y sin pensarlo dos veces salí disparado. La experiencia de los años me ha enseñado que después de un par de ataques fallidos, en las noches de marcha lo mejor es retirarse a tiempo. Eso lo he descubierto después de mil amaneceres borracho perdido, desayunando en cualquier bar de barrio, con una resaca del quince y con un dolor de huevos de no te menees. Hoy soy mas practico. Busco hasta una hora prudente, si cazo rápido, me llevo a mi víctima a mi guarida y la devoro durante el fin de semana. Si no es así, guardo las fuerzas para otra ocasión.
La historia de lo que pasó a continuación, me la contó José Luis, en la tarde del día siguiente. Bajo mi punto de vista, no tiene desperdicio y refuerza mi teoría de retirarse a tiempo.
José Luis, luchaba a brazo partido con la morena. Pero lo que pasa en estos casos, se descuido un minuto, creo que fue a pedir otra copa a la barra, o a los servicios, no sé lo que sí es cierto es que serian las seis de la mañana estaba borracho, sin coche- me lo había llevado yo- en las afueras de la ciudad, sin dinero en el bolsillo y lo peor la titi, se había marchado con otro.
Con paso tambaleante salió de la disco en una gran explanada enfrente, todavía quedaban unos cientos de coche, la música seguía atronando hacia de barre sus espaldas. Se sentó en un quitamiedos que hacia yo de barrera del parking. El alcohol, no le dejaba pensar con claridad. ¿Qué hago yo ahora?, pensaba mientras me maldecía por llevarme su coche. No tengo dinero para coger un taxi, y a esta hora no me voy andando a la ciudad.
Se le ocurrió una idea. Ya esta, voy a robar un coche, lo deja al lado de casa y ya esta. Se acerco a un coche intentando forzar la cerradura. La maldita se resistía. Cogió carrerilla y le dio una patada al cristal, nada. Busco otro coche, este tenía ventanilla pequeña, seria fácil romperlo. Cogió carrera otra vez y le metió una patada al cristal pequeño, con tan mala fortuna que se le queda el pie metido dentro, con tan mala fortuna, que debido a su borrachera se tambaleo cayendo al suelo polvoriento. Dios mío, se le queda el pie enganchado, con tan mala fortuna que se hizo un profundo corte en el tobillo, que al intentar sacar el pie, todavía se hizo mas daño. Maldecía mientras intentaba ponerse de pie. La herida sangraba profusamente. Se alejo de allí con el pie sangrando, maldiciendo su mala suerte. Se acerco como pudo a una parada de taxis y con voz estropajosa le indico al taxista su dirección. Por el camino, todo le daba vueltas y vueltas, parecía que iba por el mar en medio de una terrible tempestad. Las nauseas le asltaban, iba a vomitar de un momento a otro. El taxista le miraba por el espejo retrovisor con cara de pocos amigos. En el trayecto se acordó de mi familia, de mí, de la morena y de la rubia, no puedo escribir aquí los calificativos.
Finalmente, cuando faltaban no más de quinientos metros para llegar a su casa, la tempestad arreció, de su pierna corria un hilo de sangre, empapándole el calcetín. Echo por la boca todo el alcohol, restos de comida y todo lo que había bebido en los dos últimos años. El taxista frenó en seco, acordándose de la madre de José Luis, mientras lo arrastraba fuera del coche. Esto no se hace leche, le decía mientras se mesaba los cabellos. Lo sabia, lo sabía. Imaginaros la escena, mi amigo apoyado en un coche, devolviendo, el pantalón manchado de sangre, mientras el taxista iba de un lado a otro chillando. Pero lo peor estaba por llegar. José Luis se volvió en una pausa del desagüe y con voz balbuceante, le dijo, maestro no tengo un duro ¿Os imagináis como termino aquello?

Joaquin Vidal

Un paño de cocina

Me había puesto un paño de cocina, a modo de delantal. Un delantal, te cubre tu ropa de diario. Aunque desde que conocía a mi pareja, siempre procuraba estar lo más deseable posible. Cuidaba mi aspecto externo e interno; ropa interior sugerente, peinado a la última, gastaba algún dinero en cremas y por supuesto, procuraba que a la hora que llegaba de trabajar, estar siempre de punta en blanco, ya me entendéis, deseaba despertar sus instintos mas animales, a la vez que me gustaba estar irresistible y también porque no decirlo, para el resto del mundo. Me hacía feliz que me miraran por la calle, en los supermercados, en las cafeterías, y que de vez en cuando me dirigieran una mirada cómplice o un piropo.
No me arrepiento de ningún modo, de tener un comportamiento tradicional. A mi pareja la veo bien en su papel, ninguno de los dos hemos hablado de adoptar ninguno, no ha habido repartos de tareas, aunque a veces lo comentamos entre risas, la cosa parece que funciona. Me encanta buscar sus zapatillas, y llevárselas, cocinar, frotarle la espalda en la cama mientras le aplico crema. Me gusta pasar horas sintiendo su tibio cuerpo desnudo a mi lado y que a veces, después de hacer el amor como dos animales, se quede en la cama fumando, mientras yo le busco una bebida o me levanto a fregar los platos.
Me gusta echarme en su regazo y que me acaricie el pelo, o que pase sus bonitas manos por mi cuerpo.
Pensareis que mi comportamiento, es el típico de un animal. Me dice, que soy muy primitiva, pero, es tan dulce sentirse querido por ella.
En fin parece una locura, pero al nacer ninguno de los dos traíamos una etiqueta, donde pusiera, que cosas si, y cuales no teníamos que hacer en el futuro.
Me gusta decidir en mi casa y estar a su entero servicio, siempre. No sé si a ella le gustara que sea siempre así. A mi me encanta y a ella, la veo feliz

Joaquín Vidal, marzo de 2001

MALETA EN MANO, MUSICA AMBULANTE

Llevo mi vida en una maleta, música ambulante,
sin razón y con corazón paso a paso mi camino andando,
buscando mi pasaporte sellado, por miles de manos,
agarrándome en las curvas, sin mirar atrás,
maleta en mano, música ambulante.

Ruidos de pasos, silencios largos, camisa mojada,
el sombrero calado hasta los ojos,
cristal oscuro de gafas, calor sofocante,
maleta en mano, música ambulante.

Kilómetros y kilómetros de angostos caminos,
rostros indiferentes, preguntas sin respuestas,
pueblos blancos, rondas serranas, cal, Andalucía,
maleta en mano, música ambulante.

Mujeres desnudas, quejidos de amor,
besos ardientes, promesas de amor,
labios inertes, amores incomprendidos,
separación, dolor, hijos, pensión,
maleta en mano, música ambulante.

Libretas, tarjetas de visitas, negociaciones,
calculadora, descuentos, cierres, aperturas,
bolígrafos, planes, desesperación, desanimo,
premios, frustración, fin de año,
maleta en mano, música ambulante.

Mi vida aquí esta, en pocas líneas,
Mi vida, maleta en mano, música ambulante.

Joaquín Vidal 7/2/01

Ladrillos

El camión esta cargado hasta los topes. Esta mañana, me he levantado sin ganas de cargar, pero no hay más remedio, los ladrillos no van solos a la zona de construcción. La maquina que debe hacerlo esta averiada.
Hace frío, no mucho, pero el suficiente para hacer la tarea desagradable.
Mientras acarreo la carga, observo pasar a la gente que van para sus ocupaciones diarias, de compras o paseando con el perro.
A veces, he pensado que si los pensamientos de las personas, tuvieran sonido, habría un ruido ensordecedor en la tierra. Hay pensamientos muy ruidosos, de rabia, impotencia, golpes recibidos en el alma, situaciones desgraciadas de la vida, penas por no tener a tu lado a tus seres queridos, de amores correspondidos y no correspondidos, pero también pensamientos menos ruidosos de susurros, caricias recibidas, miradas y otras series de recuerdos. Y lo que me llama realmente la atención, es que siguen caminando, viviendo, disfrutando de los pocos o muchos momentos de felicidad que hay en la vida, y que a mi parecer, es lo realmente importante. Puedo gritar de dolor, alegría o pena. Puedo gritar con susurros, pero te aseguro que hay que seguir caminando, o sea viviendo, aunque a veces la cabeza te reviente de ese ruido ensordecedor.
El encargado de la obra, me esta mirando hace rato, con tanto mirar a las personas, cada vez llevo menos ladrillos.
Estoy deseando llegar a casa, dormir con mi mujer y despertarla al alba dándole besos en la espalda.

Joaquín Vidal 21/11/01

Hoy quiero ser sincero

Hoy quiero ser sincero,
hoy me siento enamorado.
Hoy he querido desenterrar sentimientos,
ahondar en mi pasado.
Hoy estoy luchando, por ser libre a tu lado,
formar parte de tu cuerpo y ceñir tu cintura.
Hoy me miro en el fondo de tus ojos,
queriendo verme reflejado.
Hoy ansío escuchar mi nombre a voces de tus labios.
Hoy quiero ser la luz que abre camino en tu vida,
aunque también, discípulo eterno.
Hoy espero mantener,
la llama de la vida en tu corazón.
Hoy quiero ser sincero,
solo quiero quererte y que me quieras.


Joaquín Vidal

Hoy, quiero

Hoy, he sentido un aire tibio rozar mi corazón,
he presentido que pensaba en mi,
la tengo tan cerca, tan lejos de mi,
que añoro su mirada, su razón.

Hoy, he querido volver a labrar mi alma,
he sentido la semilla de su amor,
quiero amar su cuerpo sin pudor,
hoy, mi alma se ha sentido en calma.

Hoy, alfombra de sus pies quiero ser,
sudor de su alma, aliento en su boca,
alimento de vida, volverla loca,
su gente, su amigo quiero ser.

Hoy, herido estoy de muerte,
quiero volverla a ver,
necesito amarla hasta el amanecer,
hoy, por fin ha sido el milenio de mi suerte.


Joaquin Vidal

Historia de un rato.

Había estado corriendo detrás de las carrozas un buen rato, cogiendo caramelos.
Después se los llevaría a mis hijas, por desgracia, otro año mas, no los había visto con ellas.
Me senté en una terraza interior de un bar. La gente corría apresurada con los paquetes a cuestas.
Después de pasar diez minutos, tuve que aceptarlo, aunque me cuesta. Cada día y por supuesto ya, me cuesta mas trabajo separarme de ella. Me levanto enfadado por las mañanas, deseando que este a mi lado. Cuando la llamo por las mañanas, deseo fuertemente su compañía. Pienso a cada momento decirle; ¡ Quiero verte esta tarde!, Pero, ¿ y si me dice que no? Como he podido llegar a esta situación.
Su compañía, es un bálsamo para mi alma. Si esta a mi lado, cuando sus manos acarician mi cuerpo, una sensación de felicidad inunda mi cuerpo. A escondidas suyas, este sábado a orillas del mar he gritado su nombre y desesperadamente he gritado, te quiero!!!!.
Te necesito.

Joaquín Vidal

He querido escribir hoy

He querido escribir hoy.
Te conozco un poco más, después de las pocas horas que pasamos juntos.
Te voy a escribir una reflexión, sin que sea un dogma.
Ayer tuve la impresión que se me reuní con un ángel.
Me hablaba este ángel del sufrimiento de todas las personas que nos rodean y de la manera que los ayudamos. Pero el grueso de la conversación giró en torno a los demás.
No es la primera vez que tengo esta sensación, quizás por que personalmente no he tenido mucha suerte en esta vida. Seguramente en una vida anterior, fuimos misioneros.
Ahora, te hablo de la impresión que me causaste. Otro día me cuentas tú la tuya de mí.
Quiero recordarte que no es un dogma.
Como esperaba, me encontré con una persona supersensible, dulce, a la que la vida la ha atropellado duramente. Que todo el malestar que guardas ahora en tu alma, es la necesidad de tener una persona que se dedique solo a ti.
No estoy hablando de sexo, ni tampoco del amor de tus hijas, que lo tienes.
Estoy hablando de una persona que con solo mirarte a los ojos, sepas lo que necesitas en todo momento, o sea estoy hablando de mucho amor entre dos personas, difícil de conseguir, pero no imposible.
Tienes tres hijas, mientras eran pequeñas y te necesitaban, no pensabas en otra cosa. Cuando esta llegando el momento de volar del nido, a veces te paras y piensas que ingrata es la vida. Necesitas ese ritmo de vida, no pensar en ti y luchar por los demás.
Yo te pido que hagas un alto en el camino, vuelvas a leer el mosaico. Ellas estarán felices cuando vean feliz a su madre.
En la vida has luchado poderosamente, poniendo siempre la otra mejilla cuando te han golpeado. Y no sabes ni quieres ser de otra manera. No vas a cambiar a estas alturas.
Por eso te digo que te quieras más. No me digas que te quieres. No es cierto.
Por eso te digo que busques, arriesgues todo en este juego y si no aciertas, vuelvas a sacar tu rol de luchadora y vuelvas a empezar. Ese es el camino.
Cura a los heridos todo lo que este en tu mano, pero súbete al tren o lo perderás y un día te encontraras pensando ¿Por qué no cogí ese tren?.
Espero que esto te ayude.

Joaquín Vidal

La escalera

He construido una escalera, para llegar a tu corazón.
El primer peldaño es de ternura,
El segundo miel,
El tercero, amor, mucho amor,
El cuarto, verdad,
El quinto, inocencia,
El sexto, caricias,
El séptimo, tu piel
El octavo, tu cuerpo
El noveno, besos, muchos besos,
El décimo, sexo a lo bestia,

Podría seguir hasta el infinito, pero la verdad, es que todo eso, lo he encontrado en tu corazón.

Joaquín Vidal Agosto`01

ESTE LOCO, SE VA CON OTRA LOCA

Mirando alrededor, veo a gente que empuja su carrito, atestado de cosas compradas en el Hiper. Paseo sin rumbo mirando escaparates, teléfonos móviles, alfombras persas, todo a cien, zapatos, baratijas, tiendas que componen el centro comercial.
Me he sentado en una mesa; camarero por favor un café cortao.
El camarero asiente y con su tiza en la oreja, se aleja bandeja en mano. Varias mesas están ocupadas, jóvenes y mayores hablan, gesticulan, ríen.
A mi lado, una pareja. Ella, con las mejillas encendidas, el con la barba crecida, la mirada vacía, lejos de allí.
Los observo distraídamente, me encanta mirar, escuchar, vivir momentos de otros.
Estas loco, le decía ella, es de locos. Él apura su café, la mira, con fingida indiferencia, levanta los hombros en un gesto de impotencia y calla.
Ana María, le dice él. He intentado e intento luchar, debieras escuchar mi corazón. Mi locura, no es tal. Solo que no puedo, no es momento de buscar otra.
Ella, lo mira, con ojos encendidos. Se retuerce las manos, en un gesto de impotencia.
Ana María. Ella, no quiere seguir mi camino, me ha abandonado cuando más la necesitaba. Todavía, me acuerdo de sus suaves caricias en mis mejillas. Nunca me han acariciado así. No puedo olvidarla. No quiero perderla. Cruzando los brazos, se echa a llorar de repente con fuertes sollozos.
Niño, calla por Dios, que te esta mirando todo el mundo, que vergüenza.
Ella le dice. Pero ¿tu crees que es normal? Búscate otra, no va a ser la única en el mundo. Al decir esto, él rompe a llorar mas fuerte.

Mira, le dice ella. No aguanto mas, sabes lo que te digo. Búscate otra, le dice ya chillando, no creo que fuera única. Me imagino que el perder una maquinilla de afeitar, no sea para ponerse así.
Cómprate otra, leche.
La miro mientras se aleja, y no puedo dejar de reírme y pensar, que ¿estamos locos?.

Joaquín Vidal 8/2/01

Cuarenta compañeros

El olor a cera e incienso es intenso. Los cantos de los canónigos se oyen al fondo del coro, a intervalos regulares. Es Jueves Santo, la solemnidad del día se impone por los cuatros rincones de la enorme Catedral, mientras un paso a ritmo lento, cruza la nave principal. Estoy sentado de manera incomoda en el coro, jugando con micompañero y amigo. Un año más, estamos aquí en Semana Santa, mientras el resto de niños, se dedican a jugar al fútbol o al trompo.
Una sucesión de ceremonias de este tipo han marcado mi vida, he escuchado miles de misas interminables, una tras otra.
Mis juegos han sido, todos en el colegio con mis únicos cuarenta compañeros.
Siempre he recibido instrucciones de ser responsable y trabajador.
Cuando los demás niños, el día de Reyes, salían a la calle entre chillidos de placer, por los juguetes que les traían los Reyes, yo estaba en la iglesia del Gran Poder cantando una misa. En Semana Santa, misa todos los días, en Junio, el Corpus. En verano teníamos 15 días de vacaciones, en Diciembre, La Purísima. En Navidad la cena de Nochebuena se veía interrumpida por la asistencia a la Catedral, para oír la misa del gallo. Todo esto aderezado con los sábados hasta las diez de la noche cantando en la Catedral. Innumerables bodas, de gente aristocrática, eventos y demás festejos, donde había que cantar.
Lógicamente, os preguntareis, ¿cuando disfrutaba del ambiente familiar?. Algún domingo suelto. No tenía vacaciones, tiempo libre, ni demás zarandajas que tenían mis amigos del barrio. Solo responsabilidad, trabajo duro, pocos helados y poca relación con el mundo exterior. Toda mi relación se reducía a mis cuarenta compañeros.
Cuantas mañanas de fiestas, me he levantado temprano, mientras en mi casa y en el resto del vecindario, no se oía nada, todo el mundo dormia. Me cruzaba con los empleados de la limpieza echando agua a la calle, obreros con su canasto, camino de la fábrica, cierres de comercio abriéndo sus ruidosas persianas, mujeres enlutadas dirigiéndose a la primera misa o algún rosario de la aurora. Fueron nueve años de dura lucha. Nueve años de privaciones y de ilusiones perdidas.
Han pasado los años, me acostumbre a la relación con mis cuarentas compañeros. Mi mundo se reducía a ese colegio y esos cuarenta compañeros. No tenía amigos en el exterior, no coincidían horarios, vacaciones ni gustos.
De pronto me encontraba con quince años, y sorpresa, no sabía jugar con otros jóvenes, ni disfrutaba de las vacaciones, nunca las tuve. No sabía divertirme, ni ocupar mi tiempo libre.
Pero encontré otro lobo estepario, su pelaje gris, su hocico humedo, inadaptado socialmente, enseguida congeniamos. Pase de cuarenta a un compañero. Este lobo estepario, fue mi sociedad, mi filtro, mi pantalla al mundo, a través de el me relacionaba con los demás.
Han pasado los años, sigo rehuyendo el contacto con el mundo, aparezco y desaparezco a mi antojo, siempre busco la sorpresa, el deslumbramiento, las sombras.
Me he acostumbrado a este escenario que es la vída, cuando se apagan las candilejas, abandono el escenario y busco un nuevo teatro para representar mi papel, como lobo estepario.
No es una vida fácil, pero la mayoría del tiempo, me siento cómodo.
Solo a veces, cuando no hay público en el patio de butacas, entristezco, esperando, maldiciendo, ¿nueva función?

Joaquín Vidal, enero de 2001

La añoranza

Ese niño de ojos despiertos, mirada inquieta, no cesa de mirar hacia aquí. Su pelo rubio centellea al sol.
Detrás de la alambrada. Los días pasan tranquilamente,
Sin nada que altere la paz, todo el día mira hacía el otro lado.
Arboles, pájaros, ninguna persona, solamente coches que se pierden entre grandes polvaredas.
Morirá joven de cuerpo y anciano de alma, no por ello mis sentidos, dejan de percibir todo lo que ocurre alrededor.
Simplemente lo devora en segundos queriendo después otra cosa.
Por eso es difícil encontrar quien entienda esa constante búsqueda, ese incansable mas y más.
Quizás la muerte sea el descanso añorado,
El completo bienestar, aunque quizás tampoco,
Quizás el estar solo, acostumbrarse a vivir en la soledad.
Sin entregar, ni dar nada, solo para todo.
De vez en vez cuando el cuerpo y mente, una dulce mujer que durante no sé que corto espacio de tiempo absorba mis ganas de expresar mi soledad.
Después otra vez solo, caminando por el insondable desierto que es esta vida. Parar en un oasis, beber en un alma de mujer, calmar la sed y seguir lejos de las veredas y caminos como leproso, al que nadie puede acercarse, por temor a no encontrarse mas que un alma que pide amor a gritos.

Joaquin Vidal 3-8-89

El buen samaritano

¿ Eres el puente de nuestros destinos?
¿ Eres la fuente que apaga mi sed?
¿ Eres el oasis, en el desierto?
Yo, soy lo que quieras que sea,
disfruto, generando desde mi teclado,
alegría, esperanza, sinrazón, amor.
Soy apóstol de oración, cayado en mano.
Mis manos son herramientas,
mis manos son transmisoras de ternura.
Pero todo, todo, se fabrica en mi corazón.
En vez de sangre, agua de vida tengo,
bebe en mi, tu que sufres, que añoras amor.
Yo, prometo no enamorarme, no quererte,
Estar siempre ahí, en el obscuro lado de la vida
caricias, besos, ternura, sin fin tengo,
a mi nada me sirve, como buen samaritano,
lo reparto a miles, inundando de alegría vuestro corazón.
Solo te exijo, que una vez ahíta, rebose tu alma
y dejes resbalar lentamente tu dulzura y sinrazón
a tu alrededor.

Joaquín Vidal

El desamor

Miles de besos transmitidos en el crepúsculo,
miles de palabras pensadas y no pronunciadas,
miles de miradas fingidas, testigos de deseos,
prometidos y no cumplidos.
Miles de caricias ensayadas y no representadas,
miles de intenciones, de perdones, de “lo siento”,
antesalas del desamor.
Miles de lagrimas contenidas, agolpadas en los ojos,
después de la tensión.
Miles de llantos, ahogados en la almohada.
Miles de recuerdos, olores, sabores,
que en otro tiempo causaron frenesí.
Miles de “te quieros”, guardados en la memoria,
enterrados bajo una gruesa capa de polvo.
Miles de momentos, que hace mucho tiempo,
estrujaron mi corazón, llevando a todo mi cuerpo,
la sinrazón.
Todas estas miles de cosas, son la causa del desamor.

Joaquín Vidal. Abril 01

Diamantes

DIAMANTES

Hoy me he levantado temprano. No me resigno a mi paseo diario por la playa, desde el Faro al Santuario. El olor a yodo y a mar es penetrante. Pequeñas conchas y guijarros producen un leve cosquilleo en mis pies. A lo lejos diviso el Santuario de la Virgen de Regla. Que imagen más familiar, creo que he veraneado aquí desde siempre. A veces en invierno, me escapo de la gran ciudad y vengo a esta localidad costera a descansar, a pararme en las aceras con los amigos, a charlar amigablemente en las tabernas, a volver a casa andando con varios tintos en la sangre, a ver derretirse el sol en el horizonte en un bello atardecer. Cuando veo el sol hundirse en las azules aguas, imagino que unas nubes de vapor lo rodean haciéndolo más bello. Esas nubes de vapor imaginarias, creo que se convierten en perlas que después los buceadores sacan de las profundidades, para adornar el bello cuerpo de las mujeres.
Las joyas, que maravilla, que misterio encierran.
Quiero compartir con vosotros una historia. Os habéis preguntado alguna vez ¿cómo hay en la tierra diamantes?.
La otra noche, fui testigo de un momento irrepetible. Descubrí como llegan a la tierra los diamantes. Los hay mas o menos puros, grandes, cristalinos. En este caso eran de una pureza increíble, al mirarlos del brillo que emanaban tenia que apartar la vista.
Había una persona, derramando lagrimas a mi lado, me hablaba con palabras entrecortadas de una historia de amor. Sus lagrimas, al salir de sus ojos, se convertían en diamantes que caían y se enterraban hasta el centro de la tierra.
Estaba absorto, había descubierto uno de los secretos de la naturaleza.

Dame veneno que quiero morir

Dame veneno que quiero morir,
en el fondo de tus ojos, en la miel de tus labios
en la piel que recubre tu cuerpo,
alojarme en tu corazón, mecido por el ritmo de tus latidos.
Escalar tu monte de Venus, enredándome en él,
penetrar violentamente en tu cuerpo,
hasta alcanzar el cielo.
hacer el amor dulcemente,
hasta que el cansancio,
nos duerma al amanecer.
Todo eso quiero para mí de ti.
Dame veneno que quiero morir.

He cogido mi hatillo

He cogido mi hatillo, calzado mis sandalias, con suela de neumático de automóvil, he echado una mirada atrás y he empezado a recorrer los caminos.

He cerrado mis ojos al sofá, televisión, prisas, comidas rápidas, reuniones, y otro montón de cosas, que ocupan mi tiempo, pero no llenan mi alma.

He cerrado mis oídos a las quejas, discusiones, conversaciones vanas, mentiras, adulaciones, compromisos laborales y otro montón de cosas que ocupan mi tiempo, pero no llenan mi alma.

He cerrado mi cerebro a olores, apretones de manos, caricias y besos fingidos, lagrimas de mentiras que se derraman por mi hombro y otro montón de cosas que ocupan mi tiempo y no llenan mi alma.

He abierto mis ojos, al sufrimiento humano, miradas de amor, flores, amaneceres, puestas de sol y otro montón de cosas que quiero que ocupen mi tiempo y llenen mi corazón y mi alma.

He abierto mis oídos al llanto de los desesperados, escuchar activamente, al canto de los pájaros, quejidos, arroyo de agua que suenan, al son flamenco, música de guitarra, voz de aliento y a otro montón de cosas que quiero que ocupen mi tiempo y llenen mi corazón y mi alma.

He abierto mi cerebro a perfumes, olores de sufrimiento, caricias, besos y roces de piel con piel, pero de verdad al llanto de los necesitados y a otro montón de cosas que quiero que ocupen mi tiempo y llenen mi corazón y mi alma.

Cadenas

Hace rato que estoy despierta. A estas alturas no sé si he dormido siquiera. El ruido del agua en la ducha, suena amortiguado después de resbalar por su cuerpo, cuantas horas lo he deseado, abrazado, besado. Que repugnancia siento ahora al pensarlo.
La maleta en el altillo del ropero, descansa desde hace semanas, con un poco de ropa, algunos recuerdos, una estampa de la Virgen del Carmen y un olor apolillado, a sitio cerrado. No me atrevo a tomar la decisión. Soy cobarde, pienso a veces. Aunque para aguantar lo que yo he aguantado, ni la infantería de marina. En la televisión lo veo cientos de veces, un escalofrío recorre mi cuerpo. Esta casa, a los dos, nos ha costado mucho esfuerzo, han sido años de dura lucha, años de privaciones, de ilusiones, de desencantos, aunque hace tiempo que la indiferencia, se instaló en nuestras vidas.
La indiferencia, aunque eso, ha envuelto mi alma como en papel transparente, dejando pasar la luz, pero ningún otro sentimiento. Hubiera llegado a agradecerlo, solo indiferencia, respeto, como un cuadro que compras, de poco valor que lo tienes en la cabecera de la cama, que hace bonito, pero nada más.
Después de leer esta líneas, te preguntaras, sobre que escribo, que quiero decirte.
Esta mañana, he recibido tu correo, me has pedido una firma, para una buena causa, ya lo conseguimos una vez, paramos la lapidación de un ser humano, una mujer.
Viendo los acontecimientos que a diario salen en las televisiones. Día a día en cualquier país, se “lapida” a una mujer. Te aseguro, que no he tirado ninguna piedra. Mi vecina de enfrente, tampoco, la conozco. Tu, sé que no.
Os aseguro, que mi pareja, no empezó a darme puñetazos en la espalda, a humillarme, a tirarme de los pelos y golpearme con una toalla húmeda, para que los golpes no dejen marca. La tortura, fue paulatina, como una guerra sorda. Había días que me golpeaba con saña, otros me pedían perdón, llorando de arrepentimiento. Yo tonta de mí, lo creía y lo perdonaba. A los pocos días volvía a la carga, si cabe más violento. Así hemos llegado hasta hoy, me siento como un cerdo en el matadero. Todo hemos presenciado, en una cena, en una fiesta de amigos, como un hombre lapidaba moral y a veces físicamente a una mujer, con una frase, con un gesto, las menos en publico, con un golpe. En ese momento, debimos firmar un documento, allí mismo, en apoyo a la victima, no a la lapidación.
En fin, me siento bien firmando, mañana veré en la televisión que la presión internacional ha conseguido parar la ejecución de esa mujer, todos nos sentiremos bien, lo hemos conseguido, pensaremos. La próxima noticia; otra mujer ha muerto en España asesinada por su pareja, victima de la violencia domestica, y van treinta, cuarenta asesinatos en lo que va de año. Os pido, que mandéis email a Estados Unidos, a Alemania, lejos de aquí, por favor que paren mi ejecución, aunque no sea a pedradas, este año a mí, o a otra mujer nos van a ejecutar.

El día que mi padre murió

Cuando aparcaba, mi hermano salía por el portal. Un nudo me agarro la garganta,conforme me acercaba, distinguí sus ojos llorosos.
En estos momentos y solo han pasado pocos días, no puedo asegurar a quien besé primero, a quien abracé. Solo sé, que por esperado, no duele menos.
Cuando entre en la habitación estaba acostado en la cama, parecía dormido.
Aunque me lo habían comunicado por teléfono, esperaba verlo como siempre, despierto, sonriente. Me senté en la cama a su lado, llorando con un llanto nervioso, entrecortado, su cuerpo, aún caliente. Era la primera vez que lo veía tan serio, la primera vez que no me miraba con cariño. Estuve un rato pensando, no se va a despertar más?, me preguntaba; los besos que le día ayer por la tarde, al despedirme ¿fueron sinceros?. ¿Le transmití todo el amor, que ahora siento, cuando ya no lo va a sentir?, ¿lo apreté suficientemente, cuando lo abrazaba al irme?, ¿le escuchaba con atención cuando me hablaba?, cientos de preguntas se agolpaban en mi cerebro.
Pensaba, como un niño, ¿cómo se ha podido ir, sin darme un beso?. Le agarré sus manos, necesitaba sentir el tacto de su piel. Con un poco de gel, le sacamos un anillo de su dedo hinchado, me lo coloque en mi dedo, quería llevarlo unas horas, cuando se fuera definitivamente, lo devolvería a mi madre.
En esos momentos entraban y salían de la habitación, mi madre, hermanos, sobrinos, todos llorando, unos más contenidos y otros más desconsolados.
Cuando vinieron a llevárselo, lo trasladamos en una sabana al salón, donde lo esperaba el féretro. Curiosamente, cuando cerraron la tapa, mi dolor no creció. En ese momento, desde hacía una hora, yo, ejercía de padre amantísimo, lo llevaba con todo el mimo y cuidado, pensé, en el tanatorio estaría mejor.
Detrás de un gran cristal, flanqueado por tres coronas de flores, nos dispusimos a pasar las horas en su compañía.
Cada pocos minutos, me acercaba al cristal, no quería que se sintiera solo, lo miraba, me seguía pareciendo dormido, incluso alguna vez, me pareció que movía las pestañas. El desfile de amigos, familiares y conocidos fue interminable.
A la mañana siguiente, nos despedimos, con un beso en su fría frente, cerraron el féretro y lo bajaron a la capilla. El sacerdote dijo lo que a el le gustaba escuchar.
En el cementero, andaba detrás del coche. Cuantas veces había recorrido ese camino con él, pero esta vez él iba delante, en el coche.
A hombros de sus cuatro hijos y su yerno, al que quería como un hijo, lo llevamos a la tumba.
Aunque para mí no lo fue, se que para mi madre, si fue el peor momento, repetía incesantemente, “ donde lo han dejado al pobrecito”.
Mi padre, había muerto. Se había ido. Nos habíamos reído tanto de ese momento, que el no sabrá lo duro que ha sido para mí no poderle dar un abrazo y despedirlo en la puerta de casa, cuando aún vivía. Hasta siempre, Antonio.

sábado, 9 de enero de 2010

El mosaico

Ahora que parece que volvemos a coger el buen camino, el carril, diría yo, voy a coger mi arma letal- el teclado del ordenador-, y voy a escribir, una vez más.

Quiero decirte Tati, que he escrito algunas cosas que hacen sentirse bien a las personas. Lo que desarreglo en la vida, parece que con mis dedos lo medio arreglo, lo de medio arreglo, lo digo porque para nada escribo bien pero a quien dirijo el mensaje le reconforta.

Hoy escribiré sobre la fragilidad. En nuestra corta existencia, endulzamos, también a veces amargamos la vida a las personas que nos rodean. Entre otras cosas, buscando a toda costa la felicidad.

Sabes Tati, tengo una teoría. Nuestra felicidad, si, la mía, la de cualquier persona, no es mas, que una parte de un mosaico, indisolublemente, ligada a la felicidad de otras personas. No seremos totalmente felices, si no es feliz nuestro entorno.

Fíjate en los grandes acontecimientos de la vida, los celebramos con nuestros seres queridos, familiares y amigos; no es un capricho, cuando ves a tus familiares y amigos disfrutando, tú te sientes bien.

Pero hay un momento donde se nota más aun, cuando fallece alguien cercano a ti. En ese momento, las personas que se quedan aquí, se transforman durante horas, días o meses. Poco a poco van recobrando la “normalidad”. Sabes Tati, en ese momento sientes que se te ha ido una parte de tu mosaico, un trozo de ti. Por eso cuando vives solo de espalda a los demás, echas de menos “tu mosaico”


En la vida a veces, sentimos la necesidad de tirar por la calle de “en medio” hay situaciones que te asfixian, piensas que te mueres, que no aguantas más, no piensas en tu mosaico, por el momento.

Cuando te serenas, y piensas en tu mosaico, te sientes feliz de verdad ¿sabes porque?, TU eres parte de un mosaico. La felicidad de otras personas, esta apoyada en ti, eres parte de la cadena de los sentimientos.


Parece que refresca. Tati, deja de ronronear, eres una gata presumida, tú eres parte de mi mosaico, y yo del tuyo.
Aunque no estés sola

Mirando la luz, que entra por la ventana, sigo pensando en ti.
Hoy, hace dos meses que no me despierto contigo, me pregunto ¿Dónde estarás? Este momento, esto que siento ¿es amor?

Desde pequeña, me han enseñado a querer a amar lo diferente, lo opuesto a mi, yo, como mujer solo debía querer a un hombre, pero lo cierto, es que me enamoré de ti.
¿Es más verdadero un amor con personas de diferente sexo, más real, honesto y verdadero? Pienso que no….
A nadie se le pregunta que opción sexual le ha tocado en esta vida o que sexo tiene la persona con quien duermes.
A mi, solo me importa estar contigo, crecer cada día, compartir y por ende, repartir, toda la felicidad que emana de nosotras. Nosotras, que lejos queda, hoy solo quiero que duermas a mi lado y por la mañana, cuando suene el despertador, me digas ¡!! Anda niña, levántate que vas a llegar tarde al trabajo.

Amelia Salmerón
4/5/2009