viernes, 29 de junio de 2012

Mi amigo Braulio




Ya que has echado mano de la nostalgia, te cuento una cosa que no se si sentiste como yo, después del percance del museo y una vez que te recuperaste, recordaras que yendo un día de semana santa, acompañando a mi sobrino en bicicleta, me diste el alto en la Alameda, no sabes la alegría que sentí cuando nos unimos en aquel abrazo fraternal, no te veía desde el accidente -cariño de machote por supuesto-, después del porrazo pensé que me tendrías rencor, pero debo reconocer que no te conocía bien, por eso me sentó estupendamente esa muestra de cariño y amistad.

Desde ese día he esperado y deseado, sentarme contigo en ese mismo sitio, compartir una buena botella de vino o varias, entre los dos, o cinco, quince, diez mil personas, que más me da, si en mi mesa, conmigo está sentado mi amigo Braulio, que un día entre olor de azahares con la música de nuestra Sra. de la Amargura al fondo, me dio un fuerte abrazo. Espero que ese día llegue pronto. Un fuerte abrazo.

El Cuneta 29.06.2012

martes, 12 de junio de 2012

Son muchos tres años


Cada día me está costando más. No duermo pensando en la mañana, en el amanecer. Son muchos, tres años. Día a día persiguiendo un sueño, con la sensación de que el tiempo se acaba. ¿Por qué el tiempo avanza más rápido con el paso de los años? Será porque es cuando deseas que vaya más despacio, no es porque ocurre algo especial en tu vida, porque hay momento que son horrendos, terribles y sigue pasando igual de rápido.

Cansado estoy de esas tres navidades, con su día de Navidad, reyes y cuestas de eneros. De Semanas Santas, días de Carnaval, primaveras, frías o primorosas. Los veranos, que suplicio, meses de interrupción de las rutinas invernales, tan añoradas. Solo cuando veo caer las primeras hojas y un viento frio las deja en mi puerta empiezo a recuperar mi optimismo.

Sé que en ese momento bajaré por las escaleras, aún de noche, escuchando en las plantas el ruido inequívoco de las cafeteras, duchas, tostadoras y algún esporádico amante que con gritos espasmódicos, lleva la envidia a mi corazón y me pregunto ¿Por qué no estás a mi lado?

Salgo a la fría mañana con los ojos enrojecidos, de esperar toda la noche la mañana, a unos cientos de metros, el autobús de la línea cuatro, espera en su parada, como una gran carroza enjaezada con cientos de caballos blancos y tu “la chica del autobús” sentada esperando. Hoy, va a ser mi día, por fin voy a hablarte. Son muchos, tres años.


Joaquín Vidal 6/2012

sábado, 2 de junio de 2012

Hubo un lugar en el que guarde mi corazón



Hubo un lugar en el que guarde mi corazón, encerrado en siete cofres, miles de cadenas, candados, combinaciones, códigos y millones de llaves.

Paso a paso, código a código, intento recorrer ese laberinto, desentrañar ese jeroglífico. Los días y años siguen pasando.

En un momento que me siento para coger aire, pensar, volver a empezar, me pregunto. En este momento, ahora ¿no será ya el pasado? ¿No seria exacto decir? “tengo mi corazón en un lugar” en vez de “hubo un lugar donde guarde mi corazón”.

Joaquin Vidal 6/2012