sábado, 30 de julio de 2011

Ricardo Capdevilla

Ricardo Capdevilla
Una noche calurosa, finales de Julio. Un teatro nuevo en una plaza antigua, una gran torre de iglesia enhiesta a su lado comparte de mala gana el espacio. En la plaza las mesas, sillas y una barra de bar con una gran bandeja de manzanas, rojas y amarillas recuerdan a las fiestas de los pueblos de los años sesenta. Cuando anochece la plaza reúne a una multitud de personas, forasteros y locales, la fiesta ha dado comienzo. Con muchas ganas, ilusión, emoción y nerviosismo, van entrando en el teatro.
En cuanto empieza el espectáculo, el público guarda silencio, como si estuvieran en la Real Maestranza, enseguida la aparición de Ricardo dibuja sonrisas que pronto se convierten en carcajadas. Ricardo, como maestro de ceremonias, armoniza, dirige y exterioriza los sentimientos que lleva dentro. Poco a poco, el público sin dejar de reírse, va compartiendo su soledad, su andar en la vida con pesadas cosas en su carrito. También se enamora, como él, fugazmente de una bella desconocida que desde la primera fila, extasiada, sigue sus movimientos por el escenario. Una breve conversación con un tendero del lugar da paso a su encuentro con su yo, que le lleva al final a ser él mismo e invitar a los presentes a que se le unan en esa constante lucha de encontrarse.
Los aplausos y gritos certifican la gran velada teatral a la que han asistido.
Al salir Ricardo, espera, quiere despedirse de su público esa primera noche con un gran abrazo, dejando con un roce de su piel un poco de él mismo.
En la plaza, avanzada la noche, casi de madrugada, un teatro nuevo en una plaza antigua, una gran torre de iglesia enhiesta a su lado comparte de mala gana el espacio, las mesas, sillas y una barra de bar con una gran bandeja de manzanas, rojas y amarillas recuerdan a las fiestas de los pueblos de los años sesenta.

Joaquín Vidal
Julio 2011

lunes, 25 de julio de 2011

Sentirte Andaluza

La sal, el yodo de esas playas, azota mi sentido del olfato cada vez que las visito.
¿Qué te parece el Mar Atlantico? ¿Es diferente a tu Mediterráneo?
son diferentes, la temperatura, la arena, las rocas, las gentes, todo, todo es diferente incluso el color del agua.

Se te nota que cuando pisas la arena de Chipiona, en menos de un segundo, recuperas tus raíces como si una energía que emerge de la tierra subiera por las plantas de tus pies. Te cambia el acento, te sientes andaluza. Yo, año tras año, alimento, al principio conscientemente y ahora solo con mirarte a los ojos, adivino, que estas deseando sentirte andaluza.

Cuando cruzas Despeñaperros y vuelves a tu hogar, recompones tu figura, guardas en tu corazón los días pasados y afrontas la vida con determinación sintiéndote de allí, de la tierra que te ha acogido y que hoy, también sientes tuya.

Esa dualidad perfecta, sin conflictos, cogiendo lo mejor de la cada cultura es la que te hace caminar por la vida a mi juicio, con soltura, sin presumir o avergonzarte de nada.

Hoy, cuando cumples quince años, soy feliz. Han pasado muchos años. No siempre podemos estar juntos, te echo de menos. Administramos nuestros encuentros con celo, cuando estamos separados vivimos, como si estuviéramos juntos cada día, cuando podemos vernos, nos abrazamos como si regresáramos de una salida de solo diez minutos. Hasta las despedidas las hemos convertido en algo rutinario procurando causar el menor daño posible en nuestros corazones.

Quince años, una adolescente en toda la extensión de la palabra. No sé qué decirte, yo los viví y quiero que tú lo vivas a tu manera y solo recordarte que tu padre está aquí. Una sola cosa, procura (no siempre se puede o se debe) que tu corazón y tu cerebro vayan a la par, solo eso.
En fin, mi pequeña andaluza, besos a millones. Feliz Cumpleaños Julia, de tu padre.

Joaquín Nieto 26/7/2011

viernes, 15 de julio de 2011

Feliz cumpleaños Julia

Veintiséis mil adioses entregados y recibidos en estos quince años Siete veces he visto sombras en tu rostro. Mil besos me han transmitido tus ojos. Novecientos suspiros por tu cercanía o lejanía. Noventa veces he pensado en tirar la toalla. Seis veces que no recuerdo haber dejado de pensar en ti en estos quince años. Junto a ti, uno más de tus cabellos quiero ser. Libre no quiero ser, solo estar junto a ti. Idas y venidas por tu corazón. A voces voy gritando. FELIZ QUINCE CUMPLEAÑOS, MI JULIA 2011 Joaquín Vidal
Julio 2011
Veintiséis mil adioses entregados y recibidos en estos quince años.

Siete veces he visto sombras en tu rostro en estos quince años.

Mil besos me han transmitido tus ojos en estos quince años.

Novecientos suspiros por tu cercanía o lejanía en estos quince años.

Noventa veces he pensado en tirar la toalla en estos quince años.

Seis veces que no recuerdo que he dejado de pensar en ti en estos quince años.

Junto a ti,
Uno más de tus cabellos quiero ser,
Libre no quiero ser, solo estar junto a ti
Idas y venidas por tu corazón
A voces voy gritando,

FELIZ QUINCE CUMPLEAÑOS, MI JULIA 2011

Joaquín Vidal
Julio 2011

lunes, 4 de julio de 2011

Me pregunto quien hizo la foto

Tengo que salir un rato, cruzar la plaza y sentarme en el bar de Manolo. Todos los acontecimientos de hoy, me tienen machacada.
Loli, sin siquiera despedirse, cruzo el pasillo, en su mano dos billetes de 20 euros bien apretados. La gente que espera en el descansillo de la escalera le hace sitio, ella, tambaleándose y con la otra mano libre, agarrándose los dos últimos botones de la bata. En los pies unas zapatillas de tela, coronadas con una pelusa rosa fuerte. Baja los escalones como puede. En la puerta de la calle, pequeños grupos reunidos, murmurando; le da igual, hace muchos meses que decidió dejar salir a la verdadera Loli.
Se ha bebido los restos de la ginebra que le sobró de anoche. Totalmente alcoholizada, camina con paso inseguro por la plaza en dirección al bar, de pronto, se le acerca un chico joven, - Oiga por favor, ¿nos puede hacer una foto? Loli, hace un esfuerzo por girar la cabeza e identificar el lugar de donde le hablan. – Mmmm ¿una foto? Un chico joven de unos 30 años le tendía la mano con la cámara. Detrás un grupo de unas doce personas, se posicionaban en el pórtico de la iglesia. Los más jóvenes ocupando el escalón más bajo. Loli, con mano temblorosa y armándose de valor, se acercó la cámara a la cara y disparó. Le devolvió la cámara al joven que se la dio y sin siquiera mirar atrás cruzó rápidamente la plaza y se metió en el bar de Manolo.
-Manolo, ponme un copazo- dijo Loli, -¿un copazo?- le respondió el camarero. Loli se irritó, más por la voz extraña que había pronunciado esas palabras, que por la tardanza en poner la copa. En ese momento un fuerte dolor le atravesó la cabeza, solo quería su copa, beber y beber, no hablar, quería alguien en la barra que le pusiera copa tras copa, en silencio. La que hablaría sería ella. - Ponme una copa de ginebra y deja la botella a mano y me vas sirviendo cuando veas que el vaso está vacío- y lo más importante, siguió Loli, - en silencio, no quiero preguntas- y diciéndole esto le arrojó los dos billetes arrugados que tenía en su mano.
Cuando se había bebido el primer vaso, empezó a relatar una letanía. Muchacho, tu no me conoces, esta Loli, no siempre ha sido así. Ahora, estoy aquí, soy un resto del naufragio de Benito, mi marido, si mi marido, bueno no estamos casados, pero como si lo estuviéramos. Diez años llevo con él, diez años que me han parecido toda una vida, aunque si te soy sincera, desde hace tres, si tres años, desde que… - en ese momento se bebió de golpe el vaso de ginebra y se puso a llorar desconsoladamente- maldito cabrón. Hace diez años, yo, la Loli, era una mujer deseada por todos, tenía una carrera, una vida, decenas de hombres tras mis pasos, dinero, fama, coches, jajajjaj, pero una noche, cuando el Real Betis Balompié ganó la Copa del Rey, me invitaron al palco del Estadio, si esa noche estaba yo allí.
Al principio, no me fijé en el, era un camarero más del catering, pero su porte distinguido, sus modales, sus maneras, no sé qué historia me contó entre canapé y copa, lo cierto es que terminamos follando como locos en el servicio Vip del palco. Ese polvo siguió a otro, en otro sitio otro día y al final se me metió en la sangre y a partir de ahí fue como una droga para mí. Lo que sigue, es la historia de la vida misma, el alcohol y la droga fue sustituyendo al sexo, sus maneras, sus buenos modales, dejaron paso a los insultos y a la indiferencia. Ahora dice que lo que nos diferencia es su linaje, que es vizconde jajajajaj. Al decir esto Loli, tiró la botella, cayendo al suelo pesadamente.


Joaquin Vidal- Julio 2011