Peregrino de caminos, veredas, arroyos y prados verdes.
Cientos de pares de zapatillas arropadas con el polvo del camino descansan en mi desván, millones de palabras almacenadas en mi corazón, ininteligibles, de
cientos de lenguas. Miradas, lágrimas, roces, gestos ejecutados, ampollas en
las manos y pies. Desesperanza, alegría, tristeza por dejar amigos y
caminos detrás, también por no explorar más allá, más y más
curiosidad por descubrir, saber.
Amores, comprendidos. Tranquilos, los menos. Locos, incomprensibles,
llenos de risas, carentes de relojes, donde el tiempo sestea como en una larga
tarde de verano los más deseados, pero no encontrados. Diferentes acentos, por
esos mundos, entendimiento con una mirada que como fuertes cadenas derriban
muros y barreras y enlazan almas.
Vivir aquí y allá sin sentirme de ningún sitio, con túnica,
vestidos, pantalón o falda, creer en esto o aquello, qué más da. Vivir con el
rostro al aire, sentir el tibio calor del sol cada mañana, ese es mi sueño, dar
la vuelta al mundo.
Joaquín Vidal
16/12/2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario