domingo, 10 de enero de 2010

Historia de un rato.

Había estado corriendo detrás de las carrozas un buen rato, cogiendo caramelos.
Después se los llevaría a mis hijas, por desgracia, otro año mas, no los había visto con ellas.
Me senté en una terraza interior de un bar. La gente corría apresurada con los paquetes a cuestas.
Después de pasar diez minutos, tuve que aceptarlo, aunque me cuesta. Cada día y por supuesto ya, me cuesta mas trabajo separarme de ella. Me levanto enfadado por las mañanas, deseando que este a mi lado. Cuando la llamo por las mañanas, deseo fuertemente su compañía. Pienso a cada momento decirle; ¡ Quiero verte esta tarde!, Pero, ¿ y si me dice que no? Como he podido llegar a esta situación.
Su compañía, es un bálsamo para mi alma. Si esta a mi lado, cuando sus manos acarician mi cuerpo, una sensación de felicidad inunda mi cuerpo. A escondidas suyas, este sábado a orillas del mar he gritado su nombre y desesperadamente he gritado, te quiero!!!!.
Te necesito.

Joaquín Vidal

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